De acuerdo con el reporte anual sobre ingreso, pobreza y cobertura de
seguro médico de la Oficina del Censo, en 2010 aumentó el número de
pobres en Estados Unidos.
¿Falla que es posible corregir o síntoma de
agotamiento del sistema?
La Oficina del Censo del gobierno
estadounidense, dependiente del Departamento de Comercio, dio a conocer
su reporte anual sobre ingreso, pobreza y cobertura de seguro médico en
Estados Unidos durante el 2010, del cual destaca el aumento en el número
de personas que viven en pobreza en la Unión Americana, cifra que
alcanzó el año pasado los 46.2 millones de habitantes, esto es, casi 1
de cada 6 personas. Se mantiene así por cuarto año consecutivo el
incremento en este rubro, que posee además algunas subcategorías que
merecen consideración especial.
En las estadísticas gubernamentales una
persona es pobre si sus ingresos anuales alcanzan hasta los $11,139
dólares, o los $22,314 en el caso de una familia con cuatro integrantes.
El año pasado el porcentaje de pobres en
la Unión Americana pasó del 14.3% en 2009 al 15.1%, lo cual es
consistente con otro dato que este mismo reporte ofrece: el promedio de
ingresos anuales en los hogares estadounidenses cayó en 2010 un 2.3%,
resultando en $49,445 dólares al año.
Sin embargo, la pobreza no se comporta
uniformemente. Algunos sectores de la población resultaron más afectados
que otros: los negros y los hispanos, por ejemplo, son mucho más pobres
que otros grupos, lo mismo que jóvenes y niños estadounidenses de menos
de 18 años de edad.
Quizá esta última revelación sea una de
las más preocupantes que el reporte consigna, ya que tan solo en un año
la cifra pasó del 20.7% al 22% de la población total de menos de 18 años
sumido en la pobreza. “El incremento en el número de menores viviendo
en pobreza es consecuencia directa de las decisiones que han tomado los
líderes políticos que ponen a los millonarios antes que los niños. La
infancia estadounidense debería ser nuestra principal prioridad”,
declaró el Consejo por el Liderazgo de los Niños, asociación de abogados
estadounidenses que buscan el bienestar de los niños en su país.
El documento de la Oficina del Censo
también da cifras sobre el número de estadounidenses que cuentan con
algún tipo de seguro médico, sea este privado, público o al que tienen
derecho cuando son contratados por un empleador. De estos, el más
importante es el que está ligado al empleo, ya que al mismo tiempo
brinda un vistazo rápido al estado que guarda la situación laboral en
Estados Unidos. Con respecto a 2009, el año pasado casi un millón de
estadounidenses con empleo formal se quedaron sin seguro médico,
quedando la cifra final en 49.9 millones de personas. Algunos de estos
casos se deben a la llamada recesión económica de diciembre de 2007 a
junio de 2009, cuando los empleadores, para reducir sus costos de
operación, decidieron retirar la cobertura médica a sus trabajadores o
simplemente despedirlos (irónicamente, poco después del supuesto fin de
esta crisis, el sueldo de los grandes banqueros aumentó en un 36%).
Sin duda estas cifras son impactantes,
no tanto porque, ingenuamente, creamos que en la capital del sistema
económico imperante no podrían existir los pobres. Por el contrario: es
ahí donde más se les necesita. En todo caso, esta tendencia solo
confirma que si se conjuga lo despiadado de este juego —en el que solo
es posible ganar en la medida que otro pierde— con eso que Chomsky llama “una nueva etapa del capitalismo de Estado en la que el futuro no importa tanto”,
lo único que obtenemos como resultado es este que las estadísticas
confirman: la agudización paulatina pero sostenida de la brecha entre la
minoría acaudalada que guarda para sí tantos recursos como puede y las
mayorías hambrientas obligadas a pelearse entre sí por las migajas que
quedan.
Fuente: BBC
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