Comenzaré citando palabras de la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner al mostrar su preocupación por el trabajo de espionaje de los Estados Unidos a los habitantes de la América Latina: “Me corre frío por la espalda cuando nos enteramos que nos están espiando a todos a través de sus servicios de informaciones. Más que revelaciones, son confirmaciones que teníamos de lo que estaba pasando” (palabras expresadas en el acto del 9 de julio en Tucumán).
Hoy, mucha gente no está aterrorizada solamente por el hecho de que otros puedan conocer los secretos de sus vidas privadas, sino que están asustados por lo que pueda implicar dicho conocimiento en la forma en que son percibidos y por cómo se verán forzados a acotar sus actividades. Todos los hombres hoy se dan cuenta del peligro inherente que hay en el hecho de que los líderes que fueron democráticamente elegidos por las voluntades de los pueblos tengan acceso a información que fácilmente podrían utilizar para obtener un poder ilegítimo.
Edward Snowden, el ex empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de los Estados Unidos, aportó la información que develó el manto que confirma la red de espionaje del gobierno de Barack Obama.
Todo se inició cuando Snowden le ofreció a The Guardian y The Washington Post la publicación de documentos e información confidencial que colocaba al descubierto toda esta trama conspirativa de la élite del NOM. Se conoció que la red de espionaje de Estados Unidos se expandió por toda América latina, operando fuertemente en Brasil, México y Colombia, pero con una rigurosa vigilancia en países como la Argentina, Venezuela, Ecuador, Chile, Perú y Panamá. Los datos confirmaron las sospechas de siempre: el espionaje vía satélite de comunicaciones telefónicas, correos electrónicos y conversaciones online.
El ex topo sacó a la luz cómo el monitoreo se realizaba a través de los programas de software: el Prism (Prisma) que permite el acceso a e-mails, conversaciones online y llamadas de voz de usuarios de Google, Microsoft y Facebook y el Boundless Informant (Informante Sin Límites). Desde estos puntos de la web se lograba violar toda clase de comunicaciones internacionales, faxes, e-mails, entre otros.
Quedó bien en claro que los temas más controlados por los espías fueron petróleo y acciones militares en Venezuela, energía y drogas en México, un mapeo de los movimientos de las FARC en Colombia, además de la agonía y muerte de Hugo Chávez.
En el video que a continuación comparto podrán ver con detalle un informe acerca de la NSA como una super-estructura que actúa guiada por las tinieblas mismas. En dicho informe se puede apreciar el poder recolector que poseen los servidores de internet y las redes sociales que en el mismo interactúan.