La revista especializada The Journal of Counterterrorism publica un extenso informe sobre la estrategia bélica puesta a punto por Irán en los últimos años, elaborado porDan Dickerson, coronel retirado del ejército de los Estados Unidos.
Su tesis es que "Irán es un régimen que florece con la guerra y necesita tener una guerra con Israel y con los Estados Unidos para sobrevivir; será, eso sí, en sus términos y de acuerdo con su agenda preestablecida".
Esa agenda es la que el autor expone en el informe que publica la citada revista. Teherán, dice, sabe que "una guerra convencional" tanto contra Israel como contra los Estados Unidos resultaría en su derrota. Por lo tanto, "ha adoptado un estrategia opuesta a la de los ejércitos occidentales" que libran combates oponiendo fuerza militar a fuerza militar. No, Irán, afirma Dickerson, libra el combate en el terreno "físico, social, económico y político" del enemigo.
Conocedor de la doctrina milenaria de golpear primero, golpear fuerte y golpear profundo, "Irán pretende golpear primero, tanto en Medio Oriente como en los Estados Unidos".
"Sus acciones durante los dos últimos años, en Medio Oriente y en Latinoamérica, revelan la modalidad de su primer golpe", afirma Dickerson, citando en apoyo de esto al ministro de Defensa iraní, Mostafa Mohammah Najjar: "No se necesita un ejército, territorio o bases militares. Todo lo que se necesita son grupos altamente entrenados e individuos altamente motivados y equipados con armamento moderno, que pueden destruir civilizaciones y países enteros".
Teherán ha comprendido esto, señala el artículo, y se prepara para emprender una guerra a través de terceros, la llamada Guerra de Cuarta Generación (4GW, por sus siglas en inglés), hasta que su ejército "pueda moverse con relativa impunidad a través de Medio Oriente bajo la protección de un paraguas nuclear".
Es por ello que ha delegado sus planes de guerra en dos unidades: la Iranian Revolutionary Guard Corp (Guardianes de la Revolución, IRGC por sus siglas en inglés) y la Quds Force. La primera fue creada en 1979 como cuerpo separado de las fuerzas armadas tradicionales con capacidad para infiltrar cualquier país y llevar adelante operaciones de guerrilla y terrorismo. En 1990 surge la Quds Force, las fuerzas especiales de la IRGC. Ambas organizaciones tienen a su cargo la recolección de datos de inteligencia, operaciones de cobertura diplomática, provisión de entrenamiento, armas y financiamiento a grupos terroristas subrogados a sus fines.
"Hasta ahora, sostiene Dickerson, la IRGC y la Quds Force han estado involucradas, directa o indirectamente, en algunos de los más letales ataques terroristas de las últimas tres décadas: la bomba contra los cuarteles de la U.S. Marine en el Líbano en 1983, el secuestro del vuelo 847 de TWA en 1985, el asesinato del jefe de la estación de la CIA en Beirut (William Buckley), la bomba contra la embajada de Israel en Argentina en 1992, los asesinatos en el restaurante de Berlín en 1992, la voladura del centro comunitario judío de Buenos Aires en 1994, la bomba en las torres Khobar en 1996 y en las embajadas estadounidenses en Kenia y Tanzania en 1998 y los continuos ataques contra las fuerzas de los Estados Unidos en Irak y Afganistán".
Tanto la IRGC como la Quds Force actuaron con éxito en el Líbano durante la primera y segunda Intifada palestina. En 1982, la Quds Force ayudó a crear Hezbollah y desde entonces coopera con grupos terroristas en Irak, Afganistán, Israel, África, Rusia y América Latina. Conjuntamente con Hezbollah, la IRGC y Quds, dice Dickerman, "han establecido unidades operativas en Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua".
"Los líderes iraníes son conscientes de las desventajas de iniciar las hostilidades, porque ello movilizaría la opinión pública mundial y los recursos militares en su contra", dice el autor. Es por ello que preparan una "confrontación asimétrica lateral, (concepto que) fue usado por primera vez en 2006 en la guerra Israel-Hezbollah". En esa ocasión, explica, "Irán estaba enfrentando una creciente presión por su programa de armas nucleares y Teherán vio que pronto debería cumplir con las demandas de Europa y los Estados Unidos". Por ese entonces, "Hezbollah empezó sus ataques contra Israel llevando a ese país a invadir el Líbano. Irán aprovechó la ocasión para proveer a Hezbollah con armas e inteligencia. Después de 37 días, Israel fue forzado a retirarse del Líbano y Occidente perdió interés en el programa nuclear de Irán".
En concreto, Irán usó un mecanismo de distracción. Sus dirigentes saben que una guerra convencional contra los Estados Unidos los llevaría a la derrota y la primera prioridad de Irán es sobrevivir, sostiene Dickerman, quien también ha sido asesor de Naciones Unidas, la OTAN e Interpol y dicta cursos de posgrado sobre seguridad interior, terrorismo e inteligencia.
En su informe destaca que la IRGC ha estado desarrollando ejercicios navales en de los que participaron docenas de naves de ataque rápido. Se trata de barcos pequeños armados con misiles C-802 de 6 millas náuticas de alcance. El objetivo de estas maniobras, que causaron gran preocupación en el Pentágono y en la Marina estadounidense, es tener la capacidad para bloquear el estrecho de Ormuz. Se calcula que 40% del volumen de petróleo que consume el mundo viene de Medio Oriente. Ese dato basta para calcular lo que representaría un bloqueo de esa vía marítima. Implicaría en primer término el corte del suministro a las fuerzas estadounidenses y a sus aliados en Irak y Afganistán.
Irán posee además seis submarinos rusos Kilo operando en las aguas del Golfo y ha desarrollado su propia versión de avión no piloteado capaz de atacar a barcos en el estrecho de Ormuz.
Otro dato significativo, dice Dickerson, es que Irán ha colocado sistemas de defensa antimisiles Tor-MI provistos por Rusia no sólo en torno a sus sitios nucleares, sino también cerca del estrecho, lo que representa otro signo de que se estaría preparando para un "primer golpe".
Irán ha entendido que el uso de fuerzas subsidiarias puede ser más efectivo que "cualquier futura confrontación militar", dice el informe. Es por ello que ha cultivado y apadrinado "una red terrorista subrogada capaz de conducir ataques efectivos y plausibles contra Israel y los Estados Unidos".
Si Irán atacase primero, dice Dickerson, los Estados Unidos se encontrarían ante varios frentes simultáneos, ya que además de Afganistán e Irak se abriría otro en el estrecho de Ormuz. Y Siria, en virtud de sus acuerdos con Teherán, aprovecharía para invadir Irak, mientras que Irán haría lo propio, no sólo en Irak sino también en Afganistán.
Otro frente que se abriría es el del sur de Irak donde Irán entrena y financia a las Brigadas Badr, ala militar del Consejo Supremo para la Revolución islámica.
Entretanto, Hezbollah, como delegada de Irán, abriría hostilidades en el sur del Líbano para acosar a Israel.
En América Latina
En síntesis, dice el informe, "a través de subsidiarios, Irán se ha instalado en cada país en Europa, así como en la región del Cáucaso y en América Latina, donde la Quds Force y Hezbollah se han asentado firmemente en la región de la triple frontera entre Argentina, Brasil y Paraguay así como en Colombia y Venezuela".
Como resultado de los acuerdos entre Venezuela e Irán, los Guardianes de la Revolución y el Quds "han establecido campos de entrenamiento en los estados venezolanos de Monagas, Miranda, Trujillo, Falcon y Yaracuy (y) grupos terroristas como Al Qaeda, Hamas, Hezbollah, Jammat al Fuqra, miembros de los más grandes cárteles de droga y armas, especialmente el MS-13 (la Mara Salvatrucha) han sido vistos entrenando en esos campos", sostiene Dickerson citando el libro El Palestino del periodista español Antonio Salas, que se infiltró en la ETA y confirmó los contactos entre el terrorismo español y las FARC, bajo auspicio del gobierno venezolano.
Dickerson afirma incluso que, en cooperación con la inteligencia cubana y el IRGC, el presidente venezolano Hugo Chávez, creó un laboratorio de armas químicas y biológicas en San Antonio Los Altos, cerca de Caracas.
A través de esta asociación con Chávez, el terrorismo y los cárteles de droga, Irán "tiene un acceso casi irrestricto a los Estados Unidos y a su infraestructura". "Aunque los miembros de las bandas criminales no cuentan para llevar adelante ataques suicidas, sí pueden golpear elementos de nuestra infraestructura nacional así como a las fuerzas de seguridad locales", aclara. Y los ataques pequeños, dice, son más difíciles de detectar y por lo tanto de prevenir.
Su conclusión es en verdad inquietante: "A través de su posicionamiento en ultramar, de unidades de los Guardianes de la Revolución y de la Quds Force, Irán tiene casi asegurado el éxito de un primer ataque contra los Estados Unidos". Y "la posibilidad de otro ataque terrorista crece, a medida que Teherán se acerca a la obtención de capacidades nucleares". Finalmente, como el régimen sabe "que cuanto más cerca está esa fecha, también lo está la amenaza de un ataque contra sus instalaciones nucleares (y esto) deja a Irán ante una sola opción, atacar primero".