Pandemias globales que matan a millones, cuarentenas obligatorias, puestos de control, tarjetas de identificación biométrica, y un mundo controlado por el gobierno de arriba hacia abajo. Estas cosas no se escaparon de la superproducción de ciencia ficción más reciente, son parte de la visión de la Fundación Rockefeller de lo que el mundo podría ser dentro de 15 a 20 años bajo un nuevo orden mundial estrechamente controlado por la élite.
Este es uno de los cuatro escenarios para el futuro del planeta reseñado por el estudio de la Fundación Rockefeller, “Escenarios para el Futuro de la Tecnología y el Desarrollo Internacional“, realizado en asociación con la Global Business Network.
Bajo el título “Lock Step”, el escenario presenta, “Un mundo con un creciente control del gobierno de arriba hacia abajo y un liderazgo más autoritario, con innovación limitada y un cada vez mayor retroceso de los ciudadanos.”
Después de que pandemia mundial H1N1 originada en gansos infecta al 20 por ciento de la población mundial y mata a 8 millones de personas, la economía se paraliza y los gobiernos imponen medidas autoritarias para responder a la crisis.
“Durante la pandemia, los líderes nacionales de todo el mundo han mostrado su autoridad e impuesto reglas y restricciones herméticas, desde el uso obligatorio de mascarillas hasta controles de temperatura corporal en la entrada de espacios comunes, como estaciones de tren y supermercados”, afirma el estudio.
Es revelador que, incluso después de la pandemia se desvanece, estas medidas draconianas permanecen en su lugar y se intensifican, en tanto los líderes se arraigan “más firme en el poder” y los ciudadanos sacrifican voluntariamente su soberanía e intimidad, lo que conduce a “un mundo más controlado” gobernado por “estados paternalistas” que imponen tarjetas de identificación biométrica para todos los ciudadanos. ”La cooperación forzada” con acuerdos regulatorios globales allana el camino hacia la gobernanza global, incluso cuando después sobreviene una reacción de demostraciones públicas de “nacionalismo virulento”.
El eco-fascismo llega a primer plano en el escenario “lock step”, que discute la manera en que automóviles de “altas emisiones” serán prohibidos y todos los hogares se verán obligados a instalar paneles solares por ley.
La aplicación del autoritarismo de arriba hacia abajo provoca que la actividad empresarial decaiga y tiemble la economía, pero en 2025 la gente empieza a cansarse de “tanto control de arriba hacia abajo tanto y de dejar que los líderes y las autoridades tomen decisiones por ellos” y un “retroceso” organizado contra esta tiranía comienza a cobrar impulso.
“Incluso a aquellos que les gustaba la mayor estabilidad y previsibilidad de este mundo empiezan a desarrollar incomodidades y limitaciones por las estrictas normas y el rigor de las fronteras nacionales. La sensación es de que tarde o temprano, algo inevitablemente trastornará el esmerado orden que los gobiernos del mundo han trabajado tan duro para establecer”, concluye el estudio.
Una cosa importante para entender del escenario descrito por el estudio de Rockefeller es que China es alabada como el modelo de cómo los gobiernos a nivel mundial deben responder a las crisis. La mayoría de las políticas draconianas y dictatoriales, incluyendo las cuarentenas obligatorias, son elogiadas en el escenario por haber “salvado millones de vidas, deteniendo la propagación del virus mucho antes que en otros países y permitiendo una más rápida recuperación post pandemia”, mientras que permitir a las personas libertad de movimiento es despreciado por haber empeorado la crisis.
Irónico, por tanto, es que esta misma semana, la Associated Press informase que el gobierno chino ya ha puesto prácticamente bajo controles de cuarentena a sus ciudadanos más pobres, a través de la “sincronización y el bloqueo de algunos de sus barrios de ingresos más bajos durante la noche, con la policía o fuerzas de seguridad revisando documentos de identificación todo el día, en una regresión hacia sistemas de control más antiguos”.
El estudio de Rockefeller no es una advertencia contra la prevención de la clase de tiranía que aparece en este escenario desplegado, se trata de un anteproyecto de cómo los globalistas quieren explotar crisis globales como ataques de bioterrorismo y pandemias con el fin de destruir completamente la sociedad y rehacerla en virtud de un nuevo orden mundial a su imagen.
El escenario Rockefeller posee más de un parecido con un Estudio del Ministerio de Defensa Británico de 2007, que prevé que para el año 2035, la gente tendría chips implantados cerebro, que la clase media se volverá revolucionaria, y que la sociedad estará presa del caos y los disturbios civiles como resultado de la globalización creciente, la inmigración y un estado más autoritario.
Está bastante claro a partir de la lectura del escenario “Lock Step” que la sociedad opresiva retratada en el estudio se presenta no como una advertencia de cómo los gobiernos cínicamente podrían aprovecharse de una pandemia para crear un estado policial y se otorguen más poder a sí mismos como dictadores, es un zumbido respaldando que este enfoque sería el correcto.
Esta es la sociedad post-industrial, exigida por luminarias de Bilderberg como el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso.
Esto es lo que quieren los globalistas – pandemias, guerra, caos y crisis que puedan manipular y explotar para implantar una sociedad dictatorial gobernada por la élite desde sus torres de marfil, mientras los ciudadanos son reducidos a palurdos pobres y revoltosos dependientes de ser controlados con una tecnología sofisticada del Gran Hermano, demasiado preocupados por su próxima comida, como para tener tiempo de derrocar a sus nuevos gobernantes.
Un relato en particular, “Hack Attack”, describe un escenario donde la tecnología es demonizada como un arma criminal prevaleciendo en un mundo donde la civilización se ha desmoronado.
“Golpes devastadores como el 11 de septiembre, el tsunami del Sudeste Asiático de 2004, y el terremoto de 2010 en Haití han preparado sin duda al mundo para desastres repentinos. Pero nadie estaba preparado para un mundo en el que las catástrofes a gran escala se producen con una frecuencia tan impresionante.”, señala el informe.
“Los años 2010 a 2020 fueron denominados la “década de la perdición” por una buena razón: el atentado en los Juegos Olímpicos de 2012, que mató a 13.000 personas, fue seguido de cerca por un terremoto en Indonesia matando 40.000, un tsunami que casi acabó con Nicaragua, y el inicio de la Hambruna de China Occidental, originada por una sequía única en el milenio relacionada con el cambio climático.” continúa.
El estudio contempla que los estados-nación en todo el mundo, literalmente, pierden el control de sus finanzas públicas y la capacidad de mantener el orden y la estabilidad con “violencia y delincuencia rampantes”. También prevé que la coordinación e interrelaciones globales entre las naciones se quiebren completamente para ser reemplazadas por guerras subsidiarias y conflictos de bajo nivel.
“En 2030, la distinción entre naciones “desarrolladas” y “en desarrollo” ya no parecerá particularmente descriptiva o de referencia” afirma el informe.
Los únicos capaces de prosperar en este entorno son (sorpresa sorpresa) la élite global y los súper ricos:
“La brecha de crecimiento global es más amplia que nunca. Los muy ricos todavía poseen los medios financieros para protegerse a sí mismos; comunidades cerradas surgen de Nueva York a Lagos, proporcionando refugios seguros rodeados por barriadas. En 2025, de rigor no es construir una casa, sino que una fortaleza de paredes altas vigilada por personal armado”, señala el informe.
Como telón de fondo de este caos, el estudio ataca a la tecnología avanzada, en particular a Internet, representándola como una herramienta para criminales y terroristas:
“La tecnología hacker trabaja muy duro. Estafas por Internet y ventas piramidales inundan las bandejas de entrada. Mientras tanto, los hackers más sofisticados intentan tomar los sistemas de empresas, de gobierno, y los bancos a través de estafas de phishing y robos de base de datos de información, y sus muchos éxitos generan miles de millones de dólares en pérdidas”, profetiza el estudio.
“Internet está lleno de spam y amenazas a la seguridad y se asocia fuertemente con actividad ilícita – especialmente en las “webs oscuras”, donde ningún gobierno puede controlar, identificar, o restringir las actividades.” afirma el informe en otra parte.
Por supuesto, la solución prevista para luchar contra esos males es implementar un sistema de vigilancia de seguridad altamente sofisticado:
“Las tecnologías de verificación de identidad son un elemento esencial de la vida cotidiana, con algunos obstáculos – una base de datos de retina robada por hackers en el año 2017 se utiliza para crear numerosas identidades falsas “a gran escala” todavía a mediados de la década de 2020.”
“Los efectos positivos de las revoluciones móvil y de internet se vieron empañados por su creciente fragilidad a medida que proliferan los virus y las estafas, obstaculizando que estas redes alcancen la confiabilidad requerida para convertirse en la columna vertebral de las economías en desarrollo – o una fuente de información confiable para nadie.” bosqueja el estudio.
El mensaje aquí es claro, Internet revolucionó la comunicación global y mejoró la difusión del conocimiento, sin embargo, es incontrolable en su forma actual, y como tal constituye un gran peligro para los únicos que pueden seguir prosperando en este nuevo orden mundial de pesadilla; la élite global.
Si bien la tecnología de comunicación es satanizada, otros así llamados avances, como los cultivos modificados genéticamente son elogiados como progresistas, a pesar de estar envueltos por polémicas en el mundo actual. El estudio contempla que las clases más pobres ahora diezmadas realmente se beneficiarían con “actividades en el patio y el garaje”, incluyendo la producción masiva de alimentos transgénicos.
Sin embargo, el informe señala sobre avances tecnológicos en esta línea en lo que respecta a la producción de medicamentos y vacunas más baratos, que podrían ser mortales si se permite su producción en masa fuera del control de la élite.
Este estudio no es una obra de ficción distópica. No se ha escrito con el objetivo de entretener. Esto es lo que la Fundación Rockefeller y la élite del Global Business Network contemplan ver desarrollándose en el nuevo orden mundial. Este estudio es muy serio, y los que participan en su financiación y publicación no están jugando.
Por otra parte, los objetivos señalados en el informe no están desarrollándose simplemente de forma natural, son implementados activamente. El colapso económico y el control social autoritario se fomentan en frente de nuestros ojos por diseño.
El mercado libre que se auto-regulaba ha sido estrangulado y sofocado por una combinación de intervención del gobierno y saqueo de las riquezas del planeta por los banksters internacionales. Mientras esta situación continúa empeorando, sin una corrección significativa, no es difícil imaginar el descontento social del que ya somos testigos, volviéndose cada vez más global en alcance.
El informe elogia estas condiciones con propaganda y difundiendo miedo por el cambio climático y los desastres naturales, así como mega-ataques terroristas.
Lleva la agenda prioritaria de la élite y los ingenieros sociales situándola en un futuro no muy lejano como una forma de normalizar las perspectivas que se esbozan. Como el informe señala en su introducción, los escenarios reseñados “nos permiten imaginar, y luego ensayar diferentes estrategias de cómo estar más preparados para el futuro – o más ambicioso aún, la forma de ayudar a moldear el futuro nosotros mismos.”
Si quieren leer el informe completo hagan click aquí
Los invito a mirar con mucha atención y discernimiento este video:
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