Autor: Paul Krugman
Information Clearing House
Porque el trato en sí,
considerando la información disponible, es un desastre, y no solo para
el presidente Obama y su partido. Dañará una economía que ya está
deprimida; probablemente empeorará, no mejorará, el problema del déficit
de EE.UU. a largo plazo; y lo más importante, al demostrar que la
extorsión pura funciona sin un coste político, llevará lejos a EE.UU.
por el camino al estatus de una república bananera.
Comencemos
con la economía. Ya tenemos una economía profundamente deprimida. Es
casi seguro que seguiremos teniendo una economía deprimida durante todo
el próximo año. Y probablemente también tendremos una economía deprimida
durante 2013, si no más lejos.
Lo peor que se puede hacer en
estas circunstancias es reducir los gastos del gobierno, ya que eso
deprimirá aún más la economía. No escuchéis a los que invocan el cuento
de hadas de la confianza y afirman que la acción dura en el presupuesto
dará seguridades a las empresas y a los consumidores llevándoles a
gastar más. No es así cómo funciona, como confirman numerosos estudios
de los antecedentes históricos.
Por cierto, la reducción de los
gastos mientras la economía está deprimida ni siquiera ayudará a mejorar
en mucho la situación presupuestaria y podría empeorarla. Por una
parte, los tipos de interés sobre los préstamos federales ya son muy
bajos, de modo que los recortes en gastos harán poco por reducir futuros
costes de intereses. Por otra parte, debilitar la economía ahora solo
dañará sus perspectivas a largo plazo, lo que por su parte reducirá los
futuros ingresos. De modo que los que demandan recortes en los gastos
ahora son cómo doctores medievales que trataban a los enfermos
sangrándolos, y así los enfermaban aún más.
Y luego tenemos los
términos conocidos del trato, que corresponden a una abyecta rendición
por parte del presidente. Primero, habrá grandes recortes en los gastos
sin un aumento en ingresos. Luego, un panel hará recomendaciones para
una mayor reducción del déficit, y si esas recomendaciones no se aceptan
habrá más recortes en los gastos.
Los republicanos tendrán
supuestamente un incentivo para hacer concesiones la próxima vez, porque
los gastos de defensa estarán entre las áreas recortadas. Pero el
Partido Republicano acaba de demostrar su disposición a arriesgar el
colapso financiero a menos que consiga todo lo que sus miembros más
extremos quieren. ¿Por qué esperar que sean más razonables en la próxima
vuelta?
De hecho los republicanos seguramente se sentirán
envalentonados por la forma en que Obama se repliega permanentemente
ante sus amenazas. Se rindió en diciembre pasado prolongando los
recortes tributarios de Bush; se rindió en la primavera cuando lo
amenazaron con cerrar el gobierno; y ha vuelto a rendirse a escala
grandiosa ante la brutal extorsión por el techo de la deuda. Tal vez sea
solo yo, pero veo un modelo en estos hechos.
¿Tenía una alternativa esta vez el presidente? Sí.
Ante
todo podía, y debería, haber exigido un aumento del techo de la deuda
en diciembre. Cuando le preguntaron por qué no lo hizo, respondió que
estaba seguro de que los republicanos actuarían responsablemente.
E
incluso ahora el gobierno de Obama podría haber recurrido a maniobras
legales para soslayar el techo de la deuda, utilizando una de varias
opciones. En circunstancias normales habría sido un paso extremo. Pero
ante la realidad de lo que está sucediendo, es decir una burda extorsión
por parte de un partido que, después de todo, solo controla una cámara
del Congreso, habría sido totalmente justificable.
Por lo menos
el señor Obama podría haber utilizado la posibilidad de una carrera
final legal para fortalecer su posición en la negociación. En su lugar,
sin embargo, excluyó todas esas opciones desde el comienzo.
¿Pero
habría preocupado a los mercados la adopción de una posición dura?
Probablemente no. De hecho, si yo fuera un inversionista me sentiría
reconfortado, no desalentado por una demostración de que el presidente
está preparado y dispuesto a enfrentar un chantaje por parte de
extremistas de derecha. En su lugar, prefirió demostrar lo contrario.
No me malentiendan, lo que estamos presenciando es una catástrofe a múltiples niveles.
Es,
claro está, una catástrofe política para los demócratas, quienes hace
solo unas pocas semanas parecían haber derrotado a los republicanos en
su plan de desmantelar Medicare; ahora Obama lo ha tirado todo a la
basura. Y el daño no ha terminado: habrá más puntos de estrangulamiento
en los que los republicanos podrán amenazar con crear una crisis a menos
que el presidente se rinda, y ahora pueden actuar con la confiada
expectativa en que lo haga.
A largo plazo, sin embargo, los
demócratas no serán los únicos perdedores. Lo que acaban de lograr los
republicanos pone en cuestión todo nuestro sistema de gobierno. Después
de todo, ¿cómo puede funcionar la democracia estadounidense si
cualquiera de los partidos, totalmente dispuesto a ser implacable, a
amenazar la seguridad económica de la nación, logra dictar la política? Y
la respuesta es: tal vez no puede hacerlo.
Fuente: Information Clearing House
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