La reducción del consumo en EE.UU. en junio confirma el mal momento económico por el que pasan los hogares, que se sienten cada vez más dejados de lado a cuenta del crecimiento económico. Según cifras publicadas este martes, durante junio los hogares consumieron un 0,2% menos que en mayo.
El
consumo había resistido bien el alza de precios a comienzo de año
(+0,5% en ritmo anual en el primer trimestre), en parte gracias al
mantenimiento de las reducciones de impuestos a los ingresos acordadas
en 2001 y 2003.
Pero
inmediatamente después se estancó (+0,1% en ritmo anual), como había
mostrado la primera estimación del crecimiento publicado por el Gobierno
el viernes.
"Ahora
los gastos son acotados por la suba de los préstamos, así como por el
crecimiento moderado de los ingresos", comentó Ian Shepherdson, de High
Frequency Economics.
En junio, los ingresos (expresados en dólares) aumentaron un 0,1%, su alza más débil desde el comienzo del año.
Los
hogares son cada vez más las víctimas de la moderación salarial y la
prudencia en las contrataciones que impulsan la ganancia de las empresas
estadounidenses desde que la economía volvió al crecimiento hace dos
años.
"Las
empresas consiguen el sólido crecimiento de sus beneficios con los
aumentos de productividad, de alzas limitadas de salarios y de sus
actividades en el extranjero. Aunque eso puede ser bueno a nivel de cada
empresa, cuando la mayoría de ellas lo hacen, la progresión de los
ingresos se hace tan limitada que los gastos y en definitiva el
crecimiento se evaporan", advirtió Joel Naroff, de Naroff Economic
Advisors.
Según
cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), entre las 10
recuperaciones económicas de la posguerra en Estados Unidos, la de
2009-2011 está entre las dos más débiles en términos de empleo y
consumo, pero entre las dos más fuertes en términos de órdenes de compra
a la industria y de beneficios para las instituciones financieras.
Los estadounidenses no tienen la sensación de gozar de la prosperidad de las principales empresas del país.
Según
un índice que establece la universidad de Michigan desde 1966, su
optimismo está en el punto más bajo desde marzo de 2009, cuando Estados
Unidos aún estaba en recesión.
Tras
la última edición de un sondeo cotidiano del instituto Gallup,
realizado entre miércoles y viernes ante unas 1.500 personas, 54% de los
estadounidenses estima que la coyuntura económica es mala y solo 10%
que es buena.
"La
confianza aquí fue realmente muy afectada por el espectáculo dado en
Washington, con una cantidad imporrtante de legisladores amenazando con
provocar un cese de pagos" por parte del Gobierno, se quejó el
secretario del Tesoro, Timothy Geithner, el martes por el canal ABC.
"A medida que tengamos crecimiento, veremos más crecimiento del empleo", aseguró.
Pero para John Lonski, de Moody's Analytics, actualmente esta perspectiva está muy comprometida.
"Tras
haber sobreestimado groseramente las ventajas económicas que se suponía
iba a traer el ciclo de reactivación monetaria (de noviembre de 2010 a
junio de 2011) y de las reducciones de impuestos, el tan anunciado
rejuvenecimiento de la actividad económica en el segundo semestre hasta
ahora ha sido ilusorio", afirmó.
Según
sus cálculos, la forma en la que el rendimiento de las obligaciones
'high yield' (de alto rendimiento, más arriesgadas) evolucionó
recientemente, muestra que los inversores coinciden en que hay una
probabilidad de 25 a 50% de que ocurra una nueva recesión.
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