El consumo de tabaco parece estar vinculado a un mayor riesgo de pérdida de la memoria en adultos mayores, según un estudio realizado en Francia.
Los investigadores analizaron información médica de 10.308 empleados públicos ingleses de entre 35 y 55 años, cuyos hábitos de consumo de tabaco fueron registrados entre 1985 y 1988 y posteriormente entre 1997 y 1999.
Un total de 5.388 participantes completaron pruebas de memoria, razonamiento, vocabulario y fluidez oral entre 1997 y 1999. De ese grupo, 4.659 se sometieron a los mismos exámenes cinco años después.
El informe indicó que quienes fumaban al comenzar el estudio tuvieron más posibilidades de morir durante los 17 años siguientes al estudio.
Según los científicos, el estudio ofrece conclusiones clave: fumar en la edad adulta está vinculado a una menor capacidad de razonamiento y problemas de la memoria.
Asimismo, quienes dejaban de fumar mejoraban su memoria, aumentaban su vocabulario así como su fluidez oral.
Cuando una persona deja de fumar mejora sus demás factores resultados de la salud y por último, es posible que el vínculo entre tabaco y función cognitiva haya sido subestimado.
Según un análisis incluido en el informe, la adicción al tabaco parecería ser un factor de riesgo de demencia.
Sin embargo, advierte de que una mayor investigación sobre el vínculo y la función del pensamiento, el aprendizaje y la memoria es difícil en adultos de edad avanzada porque muchos participantes no terminan el estudio o mueren como resultado de enfermedad vinculadas al tabaco.
La conclusión sobre el peligro del tabaco en la función cognitiva fue extraída de un estudio realizado por un grupo científico encabezado por Séverine Sabia, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica, de Villejuif, Francia.
En la primera serie de pruebas, los que fumaban figuraban en el grupo de menor rendimiento cognitivo en comparación con aquellos que nunca habían consumido tabaco.
Por otra parte, quienes habían abandonado el cigarrillo al comenzar el estudio habían visto reducirse su capacidad oral y su vocabulario en un 30 por ciento comparados con los no fumadores.
Además, las personas que dejaron de fumar durante el estudio vieron una mejora en otros hábitos que podían perjudicar su salud. Consumían menos alcohol, más frutas y verduras, y realizaban una mayor actividad física.
Un total de 5.388 participantes completaron pruebas de memoria, razonamiento, vocabulario y fluidez oral entre 1997 y 1999. De ese grupo, 4.659 se sometieron a los mismos exámenes cinco años después.
El informe indicó que quienes fumaban al comenzar el estudio tuvieron más posibilidades de morir durante los 17 años siguientes al estudio.
Según los científicos, el estudio ofrece conclusiones clave: fumar en la edad adulta está vinculado a una menor capacidad de razonamiento y problemas de la memoria.
Asimismo, quienes dejaban de fumar mejoraban su memoria, aumentaban su vocabulario así como su fluidez oral.
Cuando una persona deja de fumar mejora sus demás factores resultados de la salud y por último, es posible que el vínculo entre tabaco y función cognitiva haya sido subestimado.
Según un análisis incluido en el informe, la adicción al tabaco parecería ser un factor de riesgo de demencia.
Sin embargo, advierte de que una mayor investigación sobre el vínculo y la función del pensamiento, el aprendizaje y la memoria es difícil en adultos de edad avanzada porque muchos participantes no terminan el estudio o mueren como resultado de enfermedad vinculadas al tabaco.
La conclusión sobre el peligro del tabaco en la función cognitiva fue extraída de un estudio realizado por un grupo científico encabezado por Séverine Sabia, del Instituto Nacional de la Salud y la Investigación Médica, de Villejuif, Francia.
En la primera serie de pruebas, los que fumaban figuraban en el grupo de menor rendimiento cognitivo en comparación con aquellos que nunca habían consumido tabaco.
Por otra parte, quienes habían abandonado el cigarrillo al comenzar el estudio habían visto reducirse su capacidad oral y su vocabulario en un 30 por ciento comparados con los no fumadores.
Además, las personas que dejaron de fumar durante el estudio vieron una mejora en otros hábitos que podían perjudicar su salud. Consumían menos alcohol, más frutas y verduras, y realizaban una mayor actividad física.
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