La Casa Blanca pidió el sábado dejar de lado las diferencias
ideológicas para mejorar la situación económica del país, un día después
de la degradación, por primera vez en la historia de Estados Unidos, de
la calidad de su crédito.
“Debemos mejorar, para dejar clara la voluntad de nuestra nación, la
capacidad y el compromiso para trabajar juntos y enfrentar los grandes
desafíos fiscales y económicos”, dijo el portavoz presidencial Jay Carney en un comunicado.
La agencia Standard & Poor’s la bajó de “AAA” a “AA+”,
argumentando la creciente deuda, el pesado déficit presupuestario y
carencias en la planificación de políticas.
S&P añadió “perspectiva negativa” a la nueva calificación y
advirtió que apunta a la posibilidad de bajar la calificación a “AA” en
dos años si el gobierno no reduce el gasto como ha prometido, o si suben
las tasas de interés o surgen nuevas presiones fiscales empeorando el
panorama financiero del país.
La agencia de evaluación financiera afirmó el sábado que el principal
problema que condujo a degradar la nota de la deuda de Estados Unidos
es político, por la incapacidad de los congresistas de encontrar
acuerdos sobre las cuestiones presupuestarias.
“Los riesgos políticos pesan más que la parte presupuestaria de la
ecuación”, declaró el director de evaluaciones de los Estados de
S&P, David Beers.
La agencia explicó que el gobierno estadounidense, al concetrarse en
el “error” de cifras que según él ha cometido, olvidó que había otros
factores en la decisión de rebajar la nota de la deuda de “AAA” a “AA+”.
“El riesgo es que en todas estas discusiones el acento puede haber
estado demasiado puesto en el aspecto presupuestario. El aspecto
presupuestario evidentemente es un pilar importante de nuestro análisis,
pero es solo uno de los cinco pilares”, añadió el presidente del comité
de evaluación de los Estados de S&P, John Chambers.
Los otros cuatro son “la configuración política”, la solidez de la
economía y sus perspectivas de crecimiento, la posición de esta economía
frente al resto del mundo, y la política monetaria.
Fuentes del gobierno involucradas en las negociaciones con la agencia
habían criticado su análisis, al que acusaron de tener fallas
“profundas y fundamentales” e intentaron infructuosamente evitar la
rebaja.
Según el Tesoro estadounidense, el error en el análisis es de 2 billones de dólares.
“Un análisis con un error de 2 billones de dólares habla por sí
mismo”, dijo un portavoz del Tesoro, apenas después de que Estados
Unidos perdiera la máxima calificación.
Según el portavoz de Obama, “el presidente cree que es importante que
nuestros líderes electos coordinen para fortalecer nuestra economía y
pongan nuestra nación sobre bases fiscales más sólidas”, agregó Carney.
“El compromiso bipartidista para la reducción del déficit fue un
importante paso en la dirección correcta, pero el camino para llegar a
él llevó demasiado tiempo y en algunos momentos fue muy conflictivo”,
agregó.
Por su parte, el gurú de las finanzas Warren Buffett afirmó que la decisión S&P “carece de sentido” y tendrá un impacto limitado sobre los mercados.
“No logro entenderlo”, dijo el reputado fundador de Berkshire Hathaway a la cadena Fox News,
y sostuvo que para su compañía, con sede en la ciudad de Omaha, en el
estado de Nebraska, la deuda de Estados Unidos sigue gozando de la mayor
calificación.
“En Omaha, Estados Unidos tiene todavía una triple A y si hubiera una
cuádruple A también se la daríamos”, dijo horas después que S&P
decidiera degradar la deuda estadounidense de AAA a AA+.
Buffett añadió que su firma detenta más de 40 mil millones de dólares
en bonos del Tesoro de corta duración y que la decisión de S&P no
lo incita a venderlos. Consideró también que la creciente crisis de la
deuda en Europa no tendrá incidencia sobre la economía del país
norteamericano.
Se trata de la primera vez que Estados Unidos ve bajar su
calificación desde que obtuvo por primera vez una triple A, de Moody’s
en 1917, nota que también le dio S&P en 1941.
El presidente Barack Obama
y los republicanos acordaron incrementar el límite de la deuda a cambio
de recortes presupuestarios de 2,1 billones de dólares, pero los
críticos argumentan que la medida es insuficiente para enfrentar el
enorme déficit fiscal que condiciona la reactivación económica del país.
“En las próximas semanas, el presidente exhortará firmemente al
comité fiscal bipartidista, así como a todos los miembros del Congreso a
poner su compromiso común para lograr una fuerte recuperación y una
correcta estrategia fiscal a largo plazo, por encima de diferencias
políticas e ideológicas”, agregó Carney.
Por su parte, Moody’s y la tercera gran agencia calificadora, Fitch,
afirman que continuarán estudiando el plan del déficit para ver si
mantienen a Estados Unidos entre las naciones con nota AAA.
Pero tanto Moody’s como Fitch reafirmaron esa calificación poco
después de que Obama firmara el martes la ley que eleva el techo de
endeudamiento.
No obstante, a degradación de la nota supone una situación embarazosa
para Estados Unidos, y podría aumentar el costo del crédito para el
Gobierno estadounidense.
Al ser el dólar y los bonos del Tesoro centrales para el comercio y
las finanzas globales, una rebaja en la calificación podría en teoría
golpear a la economía mundial, añadiendo una nueva preocupación tras la
crisis de la eurozona.
WASHINGTON | AFP
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