Mientras peregrinamos por esta vida terrenal, todos los redimidos nos enfrentamos día a día a tentaciones de todo tipo. Según, lo revelado en las Sagradas Escrituras, el Eterno Dios quiere que las venzamos.
La buena noticia es que más allá de lo poderosas que sea las fuerzas de la tentación, no tenemos porque caer en sus lazos. ¡No tenemos que pecar!
Aquí les comparto 8 consejos que le permitirán a Ud. contar con las claves necesarias para vencer la hora difícil de la tentación:
1. Ore antes de ser tentado
Yeshúa instruyó a sus discípulos a pedir al Eterno Dios en oración: “No nos dejes caer en tentación y líbranos del mal.”
Este motivo de oración debe ser elevado al Padre, en nuestras vidas, cotidianamente. Tal y como el Padrenuestro nos anima a pedir "el pan nuestro de cada día”, es bueno pedirle a Abba nuestro que nos libre de la tentación y el mal que el enemigo ha pautado como lazo para HOY.
2. ¡Huya!. Recuerde siempre que una buena carrera es mejor que una mala caída.
Determine todos los días mantenerse lo más lejos del pecado como pueda. Jamás inicie sus jornadas pensando que no va caer.
El sabio rey Salomón nos relata en Proverbios capítulo 7 como un “hombre simple” se pasea cerca de la casa de una mujer en el crepúsculo, y simplemente “he aquí” se encuentra con ella. Ella está vestida sensualmente. Ella dice que se ha ido de su marido y describe su cama perfumada. Finalmente él la sigue como el buey que va al matadero.
Isha, la primera mujer de la historia humana, se metió en problemas al participar con Satanás, la serpiente antigua, observando cautiva cuan delicioso se veía el fruto que Yahvéh había prohibido probar. Ella no se determinó huir de la tentación.
3. Cite de memoria las Escrituras.
Esta es la fórmula que nuestro Mesías, Yeshúa, utilizó para vencer al tentador. A modo de ejemplo, y tomando las tentaciones comunes diarias que todo escogido enfrenta, considere lo siguiente:
Cuando usted sienta ganas de quejarse recuérdese a sí mismo:
“estad siempre gozosos, orad sin cesar, dad gracias en todo, porque esa es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús.”
(1Tesalonisenses 5: 16-18)
Cuando es tentado a dar una respuesta áspera piense:
"La blanda respuesta quita la ira; más la palabra áspera hace subir el furor".
(Proverbios 15:1)
Cuando se irrite contra la corrección recuerde:
“Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes.”
(Santiago 4:6)
Por supuesto, citar las Escrituras cuando es tentado significa que debemos conocerlas primero, lo que significa que regularmente debemos tenerlas.
4. Ore en medio de la tentación.
Acérquese al trono de la gracia para la ayuda en momentos de necesidad. Su comprensivo sumo sacerdote que fue tentado como usted todavía está sin pecado, El le ayudará. (Heb 4).
5. Consiga un hermano (o hermana) en la fe para orar con usted y ser su escudero de intercesión.
“Y si alguien puede prevalecer contra el que está solo, dos lo resistirán. Un cordel de tres hilos no se rompe fácilmente.”
(Eclesiastés 4:12)
La Biblia nos exhorta a que oremos “unos por otros”. Por ejemplo, Epafras, “un fiel ministro del Cristo”, oró insistentemente por sus hermanos en la fe. Pablo escribió lo siguiente desde Roma:
“Epafras, que es de entre ustedes [colosenses], esclavo de Cristo Jesús, les envía sus saludos, y siempre está esforzándose a favor de ustedes en sus oraciones, para que al fin estén de pie completos y con firme convicción en toda la voluntad de Dios. [...] Se empeña mucho a favor de ustedes”
(Col. 1:7; 4:12, 13)
Pablo mismo testifica como le hicieron mucho bien las oraciones de sus hermanos, y las nuestras pueden tener el mismo efecto en los demás (2 Cor. 1:10, 11).
6. Pídale a su escudero de oración que lo supervise y lo mantenga responsable.
Será siempre muy bueno que el hermano/a que Ud. haya elegido para orar con y por su vida, ejerza una misión de supervisión en algunos momentos específicos realizándole preguntas claves que a Ud. lo conduzcan a ser responsables de sus actos.
Es más fácil vivir responsablemente cuando se sabe uno supervisado por alguien que lo ama y quiere el bien.
7. Recuerde cada noche la fidelidad de Dios.
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla.”
(1 Cor. 10:13)
El Eterno Dios nunca nos dejará ser tentados más allá de la fuerza que da y si lo pedimos él va a “dar la vía de escape" para llevarnos a través de él.
8. Recuerde que el pecado tiene consecuencias.
Tenga presente diariamente en su mente lo que exprsa Gálatas 6:7:
"No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará.”
Cuando el rey David cometió adulterio con Betsabé e hizo arreglos para la muerte de su esposo, su fiel general Urías, Yavhéh lo perdonó, pero le dijo que la espada nunca se apartaría de su casa, que sus propios familiares le harían un gran daño y el niño que concibió con Betsabé moriría. (2 Sam. 12: 10-14).
Considerando cada uno de estos tips celestiales considero oportuno dejarles una síntesis rápida de los mismo a fin de que Ud. pueda memorizarlos y llevarlos a la práctica:
- Ore antes de ser tentado
- Huya
- Cite las Escrituras
- Ore en medio de la tentación
- 5. Consiga un hermano (o hermana) en la fe para orar con usted y ser su escudero de intercesión.
- Pídale a su escudero de oración que lo supervise y lo mantenga responsable.
- Recuerde la fidelidad de Dios
- Recuérdese a sí mismo que el pecado tiene consecuencias
Y ante todo, jamás se desanime. Por el contrario, ¡siga peleando la buena batalla!
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