sábado, 23 de agosto de 2014

La palabra Sábado tiene etimología hebrea y no mitología latina


El hábito de agrupar los días en períodos de siete unidades, que hoy llamamos semana, ya lo practicaban los mesopotámicos en sus tiempos más remotos y fue adoptado por los griegos y los romanos, que dieron nombre a estos períodos sobre la base del número siete. 

Será aquí importante aportar lo dicho por el Dr. Totten, de New Haven, Connecticut, profesor de astronomía de la Universidad de Yale, que destacó los siguiente:


“A pesar de toda nuestra discusión con el calendario, es evidente que la raza humana nunca perdió la secuencia septenaria [siete días] de los días de la semana y que el día sábado de estos últimos días viene a nosotros desde Adán, a través de las edades, sin faltar un solo intervalo.”


Continuando con la línea histórica, los griegos llamaron, a este conjunto de siete días, hebdomás, de heptasiete’, palabra que perdura hasta nosotros en hebdomadario, que significa ‘semanal, semanario’. 

En Roma se adoptó el nombre septimana, que llegó al español como semana.

Entre los romanos, el gran prestigio de la astrología llevó a introducir la semana de siete días, basada en la idea babilónica de las siete mañanas, pero los nombres de los días fueron tomados de astros y dioses equiparados a los babilonios. 

La etimología de la mayoría de los días la semana tiene una gran relación con la mitología romana. Los romanos vieron una conexión entre sus dioses y el cielo de la noche que iba cambiando, según los días, así que empezaron a utilizar de manera natural los nombres de sus dioses para los planetas. Aquellos que se podían seguir con la vista en el cielo eran el Sol, la Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. La Luna (Selena - Diosa de la luna, famosa por sus amores), Marte (Ares - dios de la guerra, por lo rojo como la sangre), Mercurio (Hermes - dios de los comerciantes, mensajero de los dioses, y planeta que está más cerca del sol), Júpiter (Zeus - dios padre, por ser el segundo más brillante), Venus (Afrodita - diosa de la belleza y el amor, por ser el planeta más brillante), y Saturno (Cronos - dios del tiempo, por ser el más lento). De esta forma, el lunes se llamó así en homenaje a la Luna; el martes recordaba al dios de la guerra, Marte para los romanos; el miércoles, al dios del comercio, Mercurio; el jueves a Júpiter (dies Jove o día de Júpiter); y el viernes, a Venus. 

La raíz latina original de los nombres perduró en cinco de los siete días, a excepción del sábado y el domingo, que sufrieron un giro etimológico por influencia de la religión. 

Será aquí interesante señalar que por aquel entonces para los romanos, el séptimo día era el día de Saturno (dies Saturnī). Pero con el advenimiento del cristianismo, por obra y artimaña del emperador Constantino, el nombre dies Saturni fue cambiado por Sabbatum, derivado del hebreo sabbat, proveniente del verbo Shabbat (יום השבת) ‘descansar’, que entre los judíos designa al día semanal de descanso. 

En latín, el domingo se llamaba Solis diesdía del Sol’, pero los cristianos cambiaron ese nombre a dies dominĭcus que significaba ‘día del Señor’ (dominus). De aquí evolucionó a dominica, de dónde pasó al español como domingo.

Fue esta estrategia de cambio de nombres de estos dos días lo que le permitió al emperador y sus cómplices religiosos (los obispos romanos) hacer que los cristianos comenzaran a santificar el domingo y no el sábado que era el día sagrado hebreo revelado por el Eterno Dios para descansar en adoración. Todo este juego estratégico fue una forma práctica, muy en la mentalidad romana, de incluir en la nueva religión de estado a los adoradores del Sol Invicto , con los de Cristo y en menor medida a los del también culto solar Mitraico (que adoraba a Mitra) ya que las tres religiones en conjunto formaban la gran mayoría de fieles en un imperio en búsqueda de una identidad religiosa unificada.

Cerraremos esta primera parte de la bitácora observando que en algunas lenguas germánicas, como el inglés, todavía se conserva la esencia de la raíz mitológica-latina para estos dos días: Saturday (Saturn Day; día de Saturno) y Sunday (Sun Day; día del Sol). Esto fue así ya que los britano-romanos no cambiaron el nombre a los dos últimos días de la semana por dejar de estar bajo el gobierno imperial a partir del imperio de Constantino

Etimología de ‘sábado’

Para terminar el planteo de esta bitácora, es importante remarcar que sábado es día de descanso. Lo es en la práctica y lo es en la etimología.

Ya entendemos que su origen remoto está en el hebreo šabbat, que era el día de descanso de los judíos. El significado de esa palabra era simplemente eso: ‘descanso’.

Antes de aterrizar en el castellano, pasó por un par de etapas intermedias. Desde el hebreo se introdujo en el griego con la forma sábbaton y a través de esta lengua llegó al latín del cristianismo como sabbatum.

Así fue como consiguió desplazar al antiguo día de Saturno (dies Saturni), del que todavía queda memoria en el inglés Saturday.

La evolución desde el hebreo al castellano, resumida, queda así:

(1) šabbat > sábbaton > sabbatum > sábado


Aunque pueda parecer muy diferente, el castellano sábado tiene el mismo origen que el francés samedi y el alemán Samstag. Estas dos formas, a su vez, tienen más en común de lo que parece. Ambas dan testimonio de otra rama de la evolución desde el hebreo. Para empezar, las dos incorporan la palabra día:

(2) same-di

(3) Sams-tag

Lo segundo que las une es que proceden de una versión popular del griego sábbaton:

(4) sámbaton

De ahí debió de salir una forma latina sambatum.

Sábado constituye un hermoso ejemplo de cómo, en cuanto empezamos a arañar en la superficie, comprobamos que es mucho lo que une al vocabulario de las lenguas europeas, incluso cuando no lo parece a simple vista.

Por lo tanto, debemos estar tranquilos en nuestro entendimiento de que la palabra sábado en el idioma español tiene una etimología originada del hebreo que la libera de todo espíritu mitológico latino. 

Lo que sí será importante señalar es que la palabra hebrea “Shabat”, que da origen etimológico a la palabra sábado, significa suspender el trabajo. El Shabat es la señal acordada entre el Creador y los redimidos de Su Pueblo de que Él creó los cielos y la Tierra en seis días y descansó en el séptimo. Pero el Shabat no es solamente un día de descanso, es también un día especial de santidad donde el hombre debe dejar de lado toda búsqueda material y dedicarse por completo a rejuvenecerse espiritualmente por medio de escuchar al Eterno Dios hablar desde Su Instrucción (Torah).


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