P.A. David Nesher
Comenzaré haciéndole a Ud., amigo lector, una pregunta: ¿le gusta resolver enigmas? Si su respuesta ha sido positiva, seguramente su gusto, si es que no es pasión, se fundamenta en que para ello hay que buscar pistas que conduzcan a la solución escondidas en los distintos códigos y símbolos del enigma. Y esta sí que es la misión única y propia del espíritu humano.
Seguramente Ud. debe saber que desde tiempo inmemorial, el hombre ha observado las características y costumbres de los animales y las ha aplicado en un sentido figurado o simbólico a personas, pueblos, gobiernos y organizaciones. Así ha usado a las bestias como analogías de enigmas muchos más profundos escondidos en dichas estructuras humanas. La Biblia, considerando esta pasión humana por solucionar enigmas desde metáforas con animales, también usa este eficaz medio de ilustración.
Bestias usadas como símbolos de gobiernos a lo largo de la Historia Humana.
La forma aramea (jêwâz) usada en Daniel describe las bestias -como representaciones de los poderes mundiales en conflicto con el pueblo de Dios (v 17)- cuyas características servían como identificaciones efectivas de las actitudes y del papel de los poderes civiles y eclesiásticos (Dan. 7.17, 23; Ap. 13.1).
En el registro bíblico se mencionan algunas destacadas potencias mundiales de la historia, y todas ellas, al igual que otras naciones, han usado animales como símbolos de sus gobiernos. En Egipto, la serpiente ocupó un lugar relevante. Por ejemplo, el ureus, el áspid sagrado, aparecía en el tocado de los faraones. Sin embargo, también se usó el toro para representar a Egipto, así como a Asiria. Medo-Persia empleó el águila (los escudos de los medos llevaban el águila dorada; los persas llevaban un águila fijada a la punta de una lanza). El mochuelo representó a Atenas, y a Roma, el águila. Hoy se representa a Gran Bretaña con un león, y a Estados Unidos, con un águila. Desde los tiempos más remotos, se ha simbolizado a China con el dragón. También resulta familiar el “oso” ruso y el “águila bicéfala” alemana.
VISIONES DE LAS CUATRO BESTIAS (Daniel 7:1-3)
El libro bíblico de Daniel contribuye mucho a descifrar el significado de las bestias simbólicas.
El capítulo 7 contiene una gráfica descripción de “cuatro enormes bestias”: un león, un oso, un leopardo y un monstruo espantoso con grandes dientes de hierro (Daniel 7:2-7). Daniel nos dice que representan “reyes”, o gobiernos políticos, que se suceden unos a otros en la dominación de grandes imperios (Daniel 7:17, 23).
Los distintos hermeneutas y exégetas bíblicos afirman que las bestias descritas representan reinos o gobiernos políticos en el ejercicio de su poder y autoridad. (Da 7:6, 12, 23; 8:20-22; comparar con Ap.16:10; 17:3, 9-12.) Un examen de los pasajes bíblicos revela que mientras que estas ‘bestias salvajes’ políticas difieren en su apariencia simbólica, tienen, no obstante, ciertas características en común. Todas se oponen al Gobierno de Yahvéh sobre la humanidad por medio del reino mesiánico. También se las representa en oposición a los “santos” de Dios, es decir, su pueblo: primero la nación de Israel (y sus dos casas) y después la congregación de primogénitos de Sión (la Nueva Jerusalén). Los reinos mencionados específicamente por nombre (Medo-Persia y Grecia) fueron potencias mundiales importantes. Los otros reinos tampoco debieron ser de menor importancia, como se infiere del tamaño que se les atribuye o de los hechos que se les imputan. (Ha de notarse que los reinos subordinados se simbolizan en algunos casos con cuernos.) A todas las bestias se las representa muy agresivas, buscando la posición dominante sobre las naciones o pueblos que se hallaban a su alcance. (Compárese con Dan. 7:17, 18, 21; 8:9-11, 23, 24; Ap. 13:4-7, 15; 17:12-14.)
Algunos intérpretes intentan limitar el cumplimiento de las visiones de las bestias del libro de Daniel de tal manera que no se extienda más allá del tiempo en que Jesucristo estuvo en la Tierra, cuando el Imperio romano era la potencia mundial dominante. No obstante, las mismas profecías indican con claridad que su cumplimiento se extiende más allá de esos días históricos. Por ejemplo, se dice que las últimas bestias siguen en existencia hasta la ‘llegada del tiempo definido para que los santos de Dios tomen posesión del Reino’ en el “señalado tiempo del fin”. Es entonces cuando el Mesías destruye para siempre esta oposición bestial (Dan. 7:21-27; 8:19-25; compárese también con Ap. 17:13, 14; 19:19, 20.)
Para finalizar, señalaré que Cristo Jesús predijo de manera explícita que la oposición al reino mesiánico continuaría hasta el tiempo del fin, de modo que los discípulos que entonces predicaran ese Reino serían “objeto de odio de parte de todas las naciones”. (Mt. 24:3, 9-14.) Es obvio que esto no da lugar a que ninguna nación quede excluida, y menos las potencias mundiales, de una posible identificación con las formas o expresiones finales que adopten estas bestias salvajes simbólicas.
Es una aventura de fe maravillosa dejarse guiar por el Santo Espíritu de Yahvéh en el descifrado de los códigos proféticos que se encuentran bajo el enigmas de estas bestias proféticas. Lo invito a meterse diariamente en esta búsqueda sagrada.
Su Paz (Shalom) sea con Ud., su vida y su familia.
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