jueves, 28 de julio de 2011

USA sigue endeudándose para poder comprar y China actúa como prestamista


El Congreso de Estados Unidos está enfrascado en una discusión que podría tener implicancias globales, ya que tiene que definir si es que el país puede aumentar su “línea de crédito” y así no caer en default. Los republicanos, los Tea Party y demócratas se apuntan con el dedo como responsables del aumento de gasto fiscal. Unos no quieren que se suban los impuestos a toda costa, otros que se recorten programas sociales y algunos quieren mantenerlos.

La deuda que ha contraído Estados Unidos, que podría representarse como una torre de billetes de 100 dólares del tamaño del Empire State, es de $46630 per cápita, el doble de la deuda “Guinness” que registraba Chile durante los años ochenta. Es también equivalente a la deuda externa de Grecia, que tan preocupado tiene a la Unión Europea.

Sin embargo la economía mundial necesita que Estados Unidos siga endeudándose para poder comprar más productos. China actúa como prestamista, que sigan comprándole productos Made in China (claro, es una sobresimplificación). Uno podría pensar que estamos viendo una repactación de deudas, como si se tratara de sacar a un cliente de Dicom, y aumentar su línea de crédito para que pueda seguir comprando.

Mucho se ha hablado de que el mundo está consumiendo recursos a una tasa mayor de la que puede recuperar. El caso de los metales, cada vez más escasos, la sobrepesca, el petróleo, la desaparición de especies y la deforestación son ejemplos claros. Y quizás estos problemas se pueden integrar en un desafío que toca cada uno de estos puntos: el cambio climático. La tierra simplemente no puede disipar el calor acumulado por el CO2 y otros agentes que atrapan la luz infrarroja en el trayecto de vuelta al espacio.

Pero es mucho más grave entender que Estados Unidos, que tiene emisiones per cápita siete veces mayores que Chile, ha aumentado sus emisiones con plata ajena. En síntesis, los norteamericanos le piden más plata a China para comprar más productos que generarán más emisiones y, al mismo tiempo, China aumentará sus emisiones para producirlos. El problema de esto es que no existe un Sernac que proteja los derechos de los “accionistas”, los que somos parte de este planeta.

En efecto, las bicicletas, las repactaciones, la burbuja financiera, cosas que hemos vivido a escala personal, local y nacional y que vemos reproducidas a escala global. Por eso, en este juego de las sillas musicales, hay que estar preparado para sentarse rápido. Vivir con lo propio, lo nuestro, austeramente, sustentablemente, con fuentes de energía local que nos independicen de los vaivenes internacionales. Consumir menos energía, comprar con calidad y pensar bien qué hacemos para diseñar una economía nueva para cuando se empiece a agotar el sueldo de Chile.

Autor: Marcelo Mena

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