Autor: R. J. Lapetra / M. Igartua
La crisis de deuda soberana ha llegado a lo más alto. Quedan
menos de 100 horas para que el Gobierno de los Estados Unidos pueda
declararse en bancarrota y afrontar impagos a inversores, pensionistas y
trabajadores públicos. Su particular cuenta corriente se ha quedado
al borde de entrar en números rojos si no recibe una nueva inyección de
crédito en horas que evite el temido 'default'.
La Administración de Barack Obama sigue acorralada por el pulso entre el Partido Republicano y el Demócrata por alcanzar un acuerdo sobre el nuevo techo de deuda federal para el país, que actualmente se sitúa en 14,3 billones de dólares. Ese nivel se alcanzó en mayo y se estima que el país necesita, al menos, llegar a 15,3 billones para finalizar 2011. Los congresistas aprobaron el viernes, a última hora de la noche y en una ajusta votación (218 vs 210) una propuesta del republicano John Boehner que eleva el techo de deuda lo necesario y recorta el gasto federal en 917.000 millones hasta 2021. Sin embargo, los analistas políticos esperan que la misma propuesta fracase en el Senado.
Límite, 2 de agosto
Los partidos están de acuerdo en que deben aprobar un nuevo techo de endeudamiento público, pero no se ponen de acuerdo ni en la cuantía, ni en los recortes de gasto a realizar. "Si no llegamos a un acuerdo, perderemos nuestro rating AAA -máxima solvencia-, pero no porque no podamos hacer frente a nuestras deudas, sino porque no tenemos un sistema político de triple A que respalde nuestro rating", dijo el presidente. Obama pidió a los votantes republicanos a través de twitter que presionasen sus representantes para que alcanzasen un acuerdo inmediato para evitar un "daño irreparable" para la solvencia y crebilidad de EEUU.
Washington puede quedar asfixiado financieramente y deba declararse en suspensión de pagos.
Su margen de maniobra hasta ese día es de apenas 74.000 millones de
dólares, menos de lo declarado por una empresa privada como Apple al
cierre del segundo trimestre. Si el 2 de agosto el techo no se ha
subido, Estados Unidos se quedará sin dinero para pagar. La mayor
potencia económica de la historia podría entrar en un estado de default
selectivo, es decir, no puede hacer frente a todos sus compromisos y
debe retrasar o renegociar algunos de ellos. Los pagos más importantes que se le vienen encima son los 23.000 millones de dólares de la seguridad social el 3 de agosto, el vencimiento de 90.000 millones el 4 de agosto y otros 30.000 millones el 15 de agosto en intereses de su deuda.
Las agencias de rating S&P y Moody's ya han advertido que la situación de EEUU les fuerza a revisar la calificación sobre la solvencia del país -actualmente en lo más alto (triple A)-, incluso, aunque se eleve el techo de deuda. En el mejor de los casos, la rebaja del rating podría generar una nueva ola de estrés financiero semejante a la crisis soberana europea que ha incendiado los mercados en los últimos meses. En el peor de los casos, si el Gobierno estadounidense impaga se convertiría en la madre de todos los defaults ya que sus compromisos financieros son 25 veces más grandes que los que llegó a tener el banco Lehman Brothers en el momento de su quiebra.
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