"Son aquellos que comen basura y la pagan como si fuera comida".
Eduardo Galeano
Eduardo Galeano
El
día de hoy amanecimos con la noticia de que ya somos 56 millones de
pobres en "pobreza patrimonial". Es decir, la población que apenas
pudiendo mal comer, mal educarse y comprar aspirinas, no tiene lo
suficiente para adquirir mínimos indispensables de vivienda, vestido,
calzado y transporte para cada uno de los miembros del hogar.
Según
los datos proporcionados por la prensa, en 2008 había 50.6 millones de
personas en pobreza patrimonial y sólo en los dos últimos años el
aumento fue de casi 5 millones de personas que llegaron a ese nada
honroso nivel que hoy representa el 50 por ciento de la población total
de México.
Ahora ya estará feliz el autollamado gobierno del
empleo, pues en su régimen aumentó en pocos años el récord de personas
que viven en esa situación de pobreza desde su fraudulenta llegada en
2006, cuando entonces este indicador representaba el 42.6 por ciento de
la población.
A los pobres patrimoniales habría que agregar los
otros niveles de la clasificación oficial, como aquellos que viven en
"pobreza de capacidades" y que son todavía más pobres pues, apenas
pudiendo mal comer, ni siquiera tienen recursos para acceder a la
educación y la salud. En este caso, las cifras son más dramáticas: en
2006 representaban el 20.7 por ciento de la población, dos años después
ascendía al 25.1 según datos oficiales publicados por el Coneval.
Estamos hablando de cerca de 27 millones de personas en el 2008, más de
la cuarta parte de la población viviendo en esa condición de pobreza.
Hoy la cifra pudiera superar fácilmente los 29 millones.
Peor aún,
en el sótano de la miseria humana viven aquellos clasificados en la
"pobreza alimentaria", los que no tienen para comer y que el Banco
Mundial llama "pobreza extrema", malviviendo con un ingreso promedio de
menos de 18 pesos al día (1.5 dólar).
A la llegada de Calderón en
2006, nuestros paisanos que sobrevivían en esta última condición de
pobreza oficialmente representaban 13.8 por ciento de la población (más
de 14 millones de personas). A dos años de ese gobierno (2008), la cifra
había aumentado al 18.2 por ciento (19.5 millones de personas). Hoy,
expertos calculan que la cantidad representa aproximadamente los 23
millones, si se considera que los datos conocidos serán más graves
cuando se hagan las nuevas mediciones que registrarán ya no sólo el
ingreso, sino también los niveles de carencias.
En realidad, los
"tipo de pobreza" son conceptos ideológicos presentados como nociones
económicas, muchas de las veces interesadas en ocultar la dramática
situación real que sufre la población explotada, reduciendo el término a
una condición de incapacidad individual para lograr un ingreso
suficiente y no como un problema económico social derivado de las
condiciones de expoliación impuestas al mundo por parte de las potencias
imperialistas y el modo de producción sustentado en el régimen de
explotación.
En el caso de México, las escandalosas condiciones de
pobreza son resultado también de la aplicación del modelo económico
neoliberal subordinado, impuesto desde hace 30 años, así como por el
sistema político entreguista establecido para asegurar la aplicación de
ese modelo y por el régimen corrupto en turno, encargado de
garantizarlo, permitiendo la brutal concentración de la riqueza en unas
cuantas manos y la injusta distribución del ingreso.
Aún así, las
cifras no pueden ocultar la verdad: el fracaso del modelo económico
neoliberal y el sistema político que lo sostiene, agravado por la
ineptitud del régimen entreguista de Calderón. Por tanto, si en verdad
queremos revertir el vergonzoso proceso de pauperización que sufre la
población, logrando a la vez la recuperación nacional, es necesario
cambiar de raíz esa triada.
Para ello será necesario la
aplicación de un nuevo proyecto de nación que permita el desarrollo por
la vía nacional independiente, que asegure el patrimonio nacional, que
fortalezca el mercado interno, que garantice la justa distribución de la
riqueza y las condiciones de bienestar para la gran mayoría de los
mexicanos, permitiendo a la vez nuevas condiciones de participación
democrática en el ejercicio pleno de la soberanía popular. Y hoy, la
única opción para lograrlo es construyendo un amplio frente popular con
López Obrador como candidato a la Presidencia de la República.
¿O
acaso habremos perdido la capacidad de asombro ante tanta miseria y
equivocadamente estaremos dispuestos a repetir con Peña Nieto lo que han
hecho Calderón, Fox, Zedillo, Salinas y De la Madrid (por mencionar a
los más connotados conspiradores de la nación): destruir al país y
empobrecer a los mexicanos?
Autor:Santos Urbina
Fuente:Rebelión
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