martes, 30 de agosto de 2011

El tráfico de órganos extiende sus redes en la India



Cada año en la India miles de personas necesitan trasplantes de órganos. Cuando un enfermo requiere un transplante, en primer lugar se dirige a su familia para conseguirlo, pero cuando todas las opciones se agotan, entran en escena los traficantes del mercado ilegal de órganos.

"Están obligados a comprar riñones desde fuera, por lo que violan la ley, y los médicos se hacen de la vista gorda", dice el especialista del centro de donación Sundar Avadivelu.

A menudo el donante recibe poco menos de mil dólares por su órgano, que nunca podrá reemplazar. Al mismo tiempo, los traficantes pueden ganar varias veces más por el mismo.

"Fui un con un traficante de órganos. Me dijo que me pagaría 50.000 por un riñón. Nos prometió que sería más, pero nos engañó", dice Kala Arumugan, donante ilegal de riñón.

Kala Arumugan vive sola en un apartamento pequeño en la ciudad de Chennai. Como muchos indios que viven en pobreza, Kala constantemente necesita dinero. Y eso a pesar de que ha vendido uno de sus riñones.

"Acepté la propuesta porque estaba en una situación difícil y tenía hijos pequeños. Ni siquiera teníamos qué comer", afirma Kala.

En el 2004, un destructivo tsunami provocó miles de muertos en Asia. Los supervivientes muy pronto se volvieron el blanco de la delincuencia, para la que no fue un problema aprovecharse de su desesperación.

Kala era una de los que perdieron todo. Para tener una vida normal, recibió un préstamo. Pero luego no lo pudo devolver.

"Estábamos muy endeudados. Tuve que pedir prestado dinero para comprar un barco pesquero. La gente que me lo dio empezó a exigir que lo devolviera. Me amenazaron con venir a mi casa si no lo pagaba", cuenta Kala.

Frecuentemente, a los donantes les roban no solo dinero sino también la salud y la posibilidad de vivir normalmente.

"Antes solía correr mucho y trabajar arduamente. Pero ahora ya no puedo hacerlo como antes. Incluso se me hace difícil levantar una cubeta de agua. No puedo ir al trabajo. Me duele mucho el vientre y el pecho", dice Kalavathy Chinnakuttan, que también vendió un riñón.

Mientras las historias del 'mercado Rojo' provocan horror entre los habitantes locales, los desesperados se ven forzados a tomar medidas extraordinarias para salir adelante.

"Vivimos una vida llena de sufrimientos. Quería pagar rápido los préstamos y vendí un riñón. Estaba muy avergonzado de contárselo a la gente. A pesar de tener estudios, muchos lo hacen todavía", dice Kalavathy.

En 1994, el Gobierno indio aprobó una ley para regular la donación de órganos en el país. Pero aunque cada transplante tenía que ser aprobado por una comisión médica, es casi imposible impedir las transacciones de dinero por debajo de la mesa.


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