¡La "teoría del shock":un movimiento reptiliano del sistema que energiza a la Serpiente Antigua

Creada por el monetarista Milton Friedman, padre de los Chicago boys dicha doctrina es la historia no oficial del libre mercado.

La publicidad, un poder luciferino contra el planeta

La publicidad es una amenaza contra el ecosistema planetario, los recursos naturales y hasta nuestra individualidad.

Declaración del PMA sobre la Crisis Cuerno de África

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En Alemania descubren la región del cerebro dónde reside la maldad

¿Quién decide lo que vemos en la televisión?

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Opinando de la ONU: ¿sirve o no sirve?

La Organización de Naciones Unidas (ONU) en su 66ª Asamblea General se ha convertido en el escenario más destacado por los medios de comunicación

Los protocolos de Caín en la mente de nuestros niños

Un experimento hecho en México en el marco de una campaña contra el racismo demostró que este problema aparece desde la niñez y se transmite por el entorno social.

lunes, 22 de abril de 2013

Stephen Hawking y el Dios inexistente... ¿Cómo se originó el Universo?



El científico británico Stephen Hawking en su último libro, 'The Grand Design' o 'Magnífico Diseño' en el que desgrana una serie de teorías sobre la creación del Universo, se mostró orgullosamente tajante al afirmar: "El Big Bang fue una consecuencia inevitable de las leyes de la Física y se creó de la nada".

En este manuscrito, en el que Hawking comparte autoría con el físico norteamericano Leonard Mlodinow, apunta que "porque existe una ley como la gravedad, el Universo puede y podría crearse por sí mismo de la nada. La creación espontánea es la razón por la que es redundante el papel de un creador del mismo".

Hawking renuncia así a sus opiniones anteriores expresadas en su obra "Una Breve Historia del Tiempo", en la que sugería que no había incompatibilidad entre la existencia de un Dios creador y la comprensión científica del universo. Aquí  él señalaba que, de acuerdo con las leyes de la Física, no es muy difícil creer que Dios intervino en el Big Bang. "Si desciframos la teoría completa se descubrirá el último triunfo de la razón humana. Hasta entonces debemos tener en cuenta la importancia de Dios".


Hawking cuenta hoy 68 años de edad y, con la edición de su libro 'A Brief History of Time' ('Una breve historia del tiempo'), de 1988, que narra los orígenes del Universo, consiguió el reconocimiento internacional. Además ha sido reconocido como una opinión relevante para la ciencia actual por su investigación en los agujeros negros, las cosmología y la gravitación cuántica.

Desde 1974 trabaja por unificar las dos piedras angulares de la física moderna, la Teoría General de la Relatividad de Einstein, y la Teoría Cuántica. Eso es algo estado buscando los físicos desde la épica de Einstein, aunque hasta el momento ha sido imposible reconciliar la teoría cuántica, que da cuenta del mundo subatómico, con la de la gravedad, que explica la interacción de los objetos a escala cósmica. Hawking aventura que la llamada teoría-M, proposición que unifica las distintas teorías de las supercuerdas, conseguirá ese objetivo.

La teoría-M es la teoría unificada con la que soñaba Einstein. El hecho de que nosotros, los seres humanos, que somos tan sólo conjuntos de partículas fundamentales de la naturaleza, estemos ya tan cerca de comprender las leyes que nos gobiernan y rigen el universo es todo un triunfo”, escribe el astrofísico.

Hawking da a entender que en lugar de ser una ecuación única, la teoría-M puede consistir en “toda una familia” de teorías inscritas en un marco teórico consistente, del mismo modo en que distintos mapas – políticos, geográficos, topológicos- pueden referirse a una sola región sin contradecirse entre sí.

En su nuevo libro, que sale a las librerías el 9 de septiembre, una semana antes de la visita del Papa a Gran Bretaña, Hawking sostiene que la moderna ciencia no deja lugar a la existencia de un Dios creador del Universo.


Sin embargo y más allá de toda postura humana, la Biblia revela que el Eterno Dios creó todo lo existente y, aunque les pese a los científicos como Hawking y su clan, esa es la única explicación que en realidad resulta aceptable para explicar el origen de todas las cosas: "Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la palabra de Dios, de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía" (Hebreos 11:3).


Ante todo este tipo de aseveraciones de hombres respetados por profesar la "sabiduría humana" me han realizado una pregunta muy sincera pero sujeta a error: ¿Por qué no Dios simplemente se revela a Sí Mismo a la gente, probando así que Él existe? Estoy convencido que seguramente si Dios apareciera, ¡todos creerían en Él y su existencia! Pero el problema con esta idea es que, de acuerdo a la revelación divina, no es el deseo del Eterno Dios sólo convencer a la gente de que Él existe. El deseo de Dios para la gente es que crean en Él por fe (2 Pedro 3:9) y acepten Su regalo de salvación en Su Hijo Jesucristo (Juan 3:16). Si una persona no está dispuesta a aceptar la existencia de Dios por fe, entonces definitivamente no estará dispuesta a aceptar a Jesucristo como su Salvador por fe (Efesios 2:8-9). Ese es el deseo de Dios, que los hombres se conviertan en sus hijos. El Eterno no anhela humanos teístas (que creen que Dios existe), sino humanos herederos de Su plenitud y coherederos con Cristo en Su autoridad. 

La Biblia enseña que la existencia de Dios es claramente visible en el universo y en la naturaleza: 
"Porque las cosas invisibles de él [Dios], su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo que no tienen excusa. Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido.

Profesando ser sabios, se hicieron necios." 
(Romanos 1:20-22)

Y tomando esa última afirmación que denuncia a los sabios del planeta (científicos) como necios, me parece muy adecuado cerrar esta nota profética con las palabras davídicas que dicen: 
"Dice el necio en su corazón: No hay Dios.
Se han corrompido, e hicieron abominable maldad; no hay quien haga bien. Dios desde los cielos miró sobre los hijos de los hombres, para ver si había algún entendido que buscara a Dios.
Cada uno se había vuelto atrás; todos se habían corrompido; no hay quien haga lo bueno, no hay ni aun uno." 
(Salmo 53:1- 3)

martes, 16 de abril de 2013

El trabajo infantil: un lazo de muerte para la esperanza mundial.



Los niños no deben trabajar. Trabajar es cosa de grandes, nunca de niños. A los adultos nos toca   brindarles todo lo que podamos para que ellos se dediquen a aprender, a jugar, a desarrollarse como personas. A disfrutar ni más, ni menos que de su niñez. Sin embargo, por triste que sea no todos los niños pueden hacerlo.

Todos sabemos que una cosa es educarse en el amor, y una muy diferente es amar. Así mismo, aprender a trabajar no es lo mismo que trabajar. Aprender el valor del trabajo como aspecto esencial de la dignidad del hombre es un maravilloso objetivo para desarrollar en los niños. El niño puede aprender el valor del trabajo viendo a sus padres que son trabajadores responsables, que son dignificados con el trabajo, que disfrutan de una vida confortable con lo que producen.

Un niño no puede aprender a trabajar con las mismas reglas de juego de un mayor. Sus prioridades son otras: el estudio, la alimentación, el juego, el aprendizaje de artes y hábitos, el deporte y tantas otras posibilidades.

El término “trabajo infantil” suele ser definido como el trabajo que priva a los niños, niñas o adolescentes de su infancia, su potencial y su dignidad, y que es nocivo para su desarrollo físico y mental. Se refiere al trabajo que: es física, mental o moralmente perjudicial o dañino para el niño e interfiere en su escolarización, privándole de la oportunidad de ir a la escuela; obligándole a abandonar prematuramente las aulas o exigiendo que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.

La explotación del inocente con pesadas cargas y grandes responsabilidades no tiene olor de esperanza para el futuro. Situación muy diferente fue la de nuestros abuelos que aprendieron a trabajar en el campo de muy pequeños, pero en un ambiente de familia, de protección y de seguridad.
           
En el camino de la vida, es bueno aprender ciertas labores, adquirir experiencias, es decir, ir fraguando, en la propia personalidad, una conducta de trabajo y de esmero para lograr algo. En este sentido, muy diferentes son los trabajos-tareas simbólicas o pequeñas obligaciones que se proponen en casa, en la familia o incluso en la escuela. Estos quehaceres domésticos básicos y aún hasta las responsabilidades personales mínimas deben ser descubiertas y fortalecidas en el diálogo familiar, con afecto y contención. 


Se debe saber distinguir muy bien entre lo que es trabajar y lo que significa aprender, en la niñez, a asumir una pequeña responsabilidad. El trabajo infantil puede ser muy malo, puede provocar muchas consecuencias negativas, puede dañar la moral e, incluso, la misma integridad vital. 

Está bien claro que para trabajar, hay que ser adulto y estar formado. ¿Qué es lo propio del niño? La escuela, el juego, la amistad, papá y mamá, los dibujos... ¿Qué es lo propio del adulto? La responsabilidad, la pareja, el trabajo, la profesión...

En el trabajo infantil, se pierde, muchas veces, la inocencia, se arriesga la salud espiritual y también la física. No se puede exponer a los niños a los riesgos de un adulto.

Ante lo expuesto me surge una pregunta: ¿para qué queremos los adultos que los niños trabajen? Y la respuesta sale sola: para nada. Por el contrario somos los adultos los que debemos proveerles de todo lo que ellos precisan. No debe faltarles nada de lo esencial. Si, después de agotar todas las posibilidades y fuerzas para proporcionar bienestar a los hijos, no se puede cubrir todas sus necesidades, entonces, debe intervenir, en la familia, la asistencia del Estado.

Si hay un niño trabajando en la calle, es casi seguro que hay un adulto desocupado, un policía distraído, uno de nosotros que no mira lo que pasa en la calle, un juez fuera de la realidad.

Si la justificación de algunos adultos es solamente para educarlos en el trabajo, entonces, bien podemos iniciarlos en pequeñas responsabilidades dentro del hogar, pero nunca emplearlos fuera de la casa como: niñera, ayudante de verdulería, limpia vidrios, limpia botas, cadete, vendedor, peoncito de campo... Tan cómplice como el padre que manda a trabajar es el que le da trabajo y, en menor medida, el que utiliza sus servicios.

Es responsable también del trabajo infantil el Estado que ignora o no conoce la explotación de niños. Todos vemos niños con estampitas, golosinas y bolígrafos en los trenes, colectivos/buses y calles. Todos vemos, y nadie ve. Los ojos del Estado también son los nuestros. El pacto de silencio no hace bien, genera esclavitud y deja los derechos olvidados. 

En lo posible evitemos dar monedas o alimentar el trabajo infantil, especialmente el de la calle. La calle no es un lugar digno para estar y las acciones “bondadosas” que generalmente realizamos pueden provocar efectos contrarios a los deseados. Muchos niños explotados en la calle existen porque hay personas que al regalar una moneda alientan esa explotación.

No permitamos que ningún niño trabaje en la calle ni en ningún lugar. Lamentablemente, muchos niños empiezan vendiendo una golosina y, al poco tiempo, terminan en la prostitución, quizás el peor riesgo y la consecuencia más triste. Por eso, no podemos quedarnos de brazos cruzados y con los ojos cerrados.

¡Los lazos babilónicos en plena acción!... Obispo anuncia que Papa Francisco logrará frenar el crecimiento de las Iglesias evangélicas en América Latina



El obispo emérito de Washington DC (Estados Unidos), Theodore McCarrick, aeegura que la visita que realizará el Papa Francisco a Brasil en julio tiene por objetivo frenar el crecimiento de las iglesias evangélicas en el país. 

La declaración fue hecha durante el Diálogo Interamericano de Washington, que aconteció tiempo después de la elección del nuevo líder de la Iglesia Católica. 

La elección de Francisco para dirigir la iglesia puede tener relaciones con la disminución del número de católicos en América Latina, un hecho directamente relacionado con el crecimiento de las iglesias protestantes, especialmente las neo pentecostales. 

Cuando el Papa visite Brasil, hará que los ciudadanos vean la importancia de la Iglesia Católica y con entusiasmo se dirigirá directamente a la gente, haciéndoles ver que hay una gran diferencia entre esta confesión y la evangélica”, dijo el obispo estadounidense que estuvo en el cónclave que eligió al argentino Jorge Mario Bergoglio, como el nuevo Papa. 

Brasil, será el primer país latinoamericano en recibir la visita de Francisco, quien asistirá a la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que debe reunir a millones de personas en Río de Janeiro. 

Brasil, el primer destino a América Latina del para Francisco, es un claro ejemplo de esta situación. Con 123 millones, el país sudamericano es el que tiene la mayor población católica del mundo, sin embargo, el censo del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística de 2010 mostró una disminución de fieles del 10% en la primera década del siglo XXI a costa de la expansión del credo evangélico. La Iglesia Evangélica brasileña cuenta ya con 42 millones de miembros. Con 565 millones de fieles en todo el mundo, 107 millones de los evangélicos se encuentran en América Latina y el Caribe.

El Papa también debe pasar por Argentina y Chile en septiembre, lo que refuerza la idea de que su papel será el de tratar de frenar el crecimiento de los evangélicos en la región, más el Caribe que tiene unos 107 millones protestantes.

McCarrick sostiene que la “personalidad humilde” del nuevo papa obstaculizará el rápido avance de los evangélicos, no sólo en América Latina, sino en el resto de países en vías de desarrollo. “Si se lo propone, cambiará América Latina de arriba abajo”, asegura el prelado.

Para la Iglesia católica, los problemas que hacen a los fieles distanciarse de su credo no son tanto dogmáticos como pastorales y, en este sentido, según McCarrick, “Francisco es el mejor pastor, tiene la intención de trasladar el lenguaje del Concilio Vaticano II al del día a día”. El cardenal de Washington se muestra convencido de que con el nuevo pontífice “desarrollará una relación distinta a la que la Iglesia católica ha tenido hasta ahora en América Latina, CENTRADA EXCLUSIVAMENTE EN LAS ÉLITES Y LOS GOBERNANTES. Eso va a cambiar, va a ser diferente”.

El antiguo obispo de Washington destaca las cualidades humanas y espirituales del nuevo Pontífice como los motores propicios para liderar ese cambio y, en ese sentido, destaca su dominio del español y el portugués como herramientas para apuntalar su intención reformista. “Quizás no tenga el carisma de Juan Pablo II, pero Francisco ha demostrado que sabe crear atmósferas propicias, sabe cómo conectar con el pueblo. El hecho de que hable su idioma hace que los latinoamericanos lo vean como uno de los suyos, que lo perciban como alguien cercano”.

Fuente: Gospel Prime 

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