martes, 23 de diciembre de 2014

Keila, José, y el amor en la fecha equivocada


Ellos son Keila y Josué. Llevan ya 10 años de casados.  

Como cualquier pareja, han tenido momentos espinosos durante su matrimonio.  Sin embargo, de todos esos momentos difíciles, si duda el más amargo fue la infidelidad de Keila hace 3 años atrás.  Fue un hecho devastador, especialmente para Josué.  No obstante, tras muchas sesiones de consejería matrimonial, Josué decidió perdonar la infidelidad de Keila, y por mutuo acuerdo determinaron darse una nueva oportunidad.

Acercándose el mes de diciembre, Keila decide hacer algo especial para su marido: celebrar su cumpleaños. La fecha es clave e inolvidable para ella: el 25 de diciembre.  Para eso, Keila planifica hacer una cena romántica con velas y vino de alta calidad.  El día es perfecto para ello, pues Josué estará fuera de su casa por unas horas realizando algunas diligencias, lo cual dará tiempo suficiente a Keila para preparar la cena.

Finalmente, llegó el día esperado.  Poco después del mediodía, Josué se despide de su esposa y sale a realizar las diligencias planificadas. 

Keila, emocionada, comienza los preparativos para sorprender a su marido.  Primero que nada, ella limpia toda la casa y cambia las cortinas, manteles y alfombras.  Luego cocina la cena que tenía planificada y deja todo preparado para la llegada de su marido.  Por último, se da un baño, se viste con el traje favorito de su esposo, se maquilla y se perfuma.  Una vez termina, da los últimos toques a la mesa de la cena y se sienta a la misma para esperar la llegada de su amado.

Como a eso de las seis de la tarde, Keila escucha el auto de su esposo, y emocionada se acerca a la puerta de entrada.  Cuando Josué abre la puerta, Keila lo abraza, lo besa, y le susurra al oído:

“¡Feliz cumpleaños, mi amor.  Estaba deseosa de verte nuevamente!”.

Josué estaba petrificado.  No se esperaba algo así.

Keila lo mira a los ojos, esperando alguna respuesta.

De momento, los ojos de Josué comienzan a humedecerse.  

Keila se llena de ansiedad, esperando alguna respuesta de su marido.  En ese instante, Josué inclina su rostro y se cubre el mismo con la mano.  Luego remueve su mano del mismo, y con el rostro aun inclinado, le dice lloroso:

“A la verdad no esperaba esto de ti...”

Keila estaba confundida.  Ella no esperaba una reacción así de su marido.  “¿No se supone que esté alegre?”, pensaba.  Luego le dice:

“¿Mi amor, pero que sucede?”

Josué le contesta:
“Keila, a la verdad agradezco tu gesto y todo lo que hiciste por mí.  Eres la mujer de mi vida, y a pesar de todo lo ocurrido, aún te amo...pero hoy no es mi cumpleaños.”

El semblante de Keila cambió.  No sabía que decir ni cómo actuar.  En su corazón había una mezcla de sentimientos que apenas podía manejar: frustración, tristeza, confusión, desilusión y coraje.

Hubo un silencio sepulcral.  

De momento, y todavía lloroso, Josué le dice:

“Keila, mi cumpleaños ya pasó hace un par de meses.”

Hubo otro lapso de silencio.  Keila estaba sumamente avergonzada por el grave error que había cometido.

Luego de varios segundos y lágrimas más, Josué limpia su rostro con un pañuelo, mira fijamente a los ojos de Keila, y con un tono de voz firme y serio le dice:


“Keila, una pregunta, ¿no era el 25 de diciembre el día de cumpleaños de tu amante?”

1 comentarios:

¡Excelente historia! ¡Una perfecta alegoría para entender qué tipo de espíritu inspira la fiesta tradicional de la Navidad.
La realidad es que Yahweh, en su palabra, ha dado instrucciones específicas sobre como celebrar los sucesos bíblicos importantes. Para eso el estableció una convocaciones especiales, de las cuales podemos leer en Levítico 23. No hay necesidad de “reinventar la rueda” si ya el Padre nos comunicó lo que espera de nosotros. La pregunta es: ¿Seguiremos sus instrucciones, o nuestra propia opinión e interpretación? ¿Haremos como hizo Jeroboam—el rey que hizo pecar al pueblo de Israel—y rendiremos homenaje al Altísimo a nuestra manera y conveniencia (1 Reyes 12:26-33)? ¿O escogeremos ser obedientes a la palabra del Altísimo?
No cometamos el mismo error de Keila. Seamos una esposa intachable para nuestro prometido.
¡Alejémonos del paganismo, y escojamos seguir las instrucciones del Todopoderoso Yahweh!
¡Shalom!

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