martes, 23 de diciembre de 2014

El origen del árbol de Navidad


El moderno árbol de Navidad se originó en Alemania. Pero, en verdad, los germanos lo obtuvieron de los romanos, los que a su vez lo obtuvieron de los egipcios, y estos, de los babilonios, pueblo fundado por Nimrod.

La siguiente frase demuestra lo que creían los babilonios acerca del origen del árbol de Navidad: “Una antigua fábula babilónica habla de un árbol de hoja perenne, el cual brotó de un tronco muerto. El viejo tronco simbolizaba a Nimrod muerto y resucitado. ¡El nuevo árbol de hoja perenne simbolizaba que Nimrod había vuelto a la vida en Tamuz, su supuesto hijo mesías! Entre los druidas, el roble era sagrado, entre los egipcios era la palma, y en Roma era el abeto, ¡el cual era decorado con cerezas rojas durante las Saturnalias!” (Walsh, "Curiosidades de costumbres populares", p. 242).

La oposición al árbol de Navidad fue intensa en los siglos pasados. La primeras comunidades de la Iglesiaen el siglo III estrictamente prohibió la decoración de sus casas con ramas de hojas perennes. El decorado del árbol de Navidad sólo puso de moda a mediados del siglo XIX.

La obra "Respuestas a Preguntas", de Frederick J. Haskin, afirma: El árbol de Navidad es de Egipto, y su origen data de un período muy anterior a la Era Cristiana”. ¿Sabía usted esto: que el árbol de Navidad precedió por mucho tiempo al cristianismo?

Se sabe del uso del árbol, adornado y venerado por los druidas de Europa central, cuyas creencias giraban en torno a la sacralización de todos los elementos de la naturaleza. Estos pueblos celebraban el cumpleaños de uno de sus dioses adornando un árbol perenne, coincidiendo en cercanía con la fecha de la Navidad cristiana.
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El árbol tenía el nombre de Divino Idrasil (Árbol del Universo), en cuya copa se hallaba el cielo, Asgard y el Valhalla; mientras que en las raíces profundas se encontraba el infierno. Cuando los primeros cristianos llegaron al norte de Europa, descubrieron que sus habitantes celebraban el nacimiento de Frey, dios del Sol la fertilidad, adornando un árbol perenne, en la fecha próxima a la Navidad cristiana. Este árbol simbolizaba al árbol del Universo, llamado Yggdrasil, en cuya copa se hallaba Asgard (la morada de los dioses) y el Valhalla (el palacio de Odín); y en las raíces más profundas estaba Helheim (el reino de los muertos). Posteriormente con la evangelización de esos pueblos, los cristianos tomaron la idea del árbol, para celebrar el nacimiento de Cristo, pero cambiándole totalmente el significado.

Se dice que fue san Bonifacio (680-754), el evangelizador de Alemania, quien tomó un hacha y cortó un árbol que representaba al Yggdrasil (aunque también pudo ser un árbol consagrado a Thor), y en su lugar plantó un pino, que por ser perenne, quiso que simbolizara el amor de Dios, adornándolo con manzanas y velas. Las manzanas simbolizaban el pecado original y las tentaciones, mientras que las velas representaban la luz de Jesucristo como luz del mundo. Conforme pasó el tiempo, las manzanas y las luces, se transformaron en esferas y otros adornos.

Cabe agregar que la costumbre cristiana de colocar regalos a los pies del árbol y abrirlos en Navidad, también proviene de los celtas, quienes una vez producido el solsticio (21 de diciembre) se repartían entre las antorchas como augurio de un pronto verano. 

Fue así como el catolicismo le dio al árbol pagano el siguiente simbolismo: las esferas representan los rezos que se hacen durante el período de Adviento y sus colores responden, si son rojas, a peticiones; si plateadas, a agradecimiento; las doradas son de alabanza y las azules de arrepentimiento.

Además, la estrella que se acostumbra poner en la punta del árbol representa la fe que debe guiar la vida del cristiano.

El Arbol de Navidad debe poseer entre 24 a 28 esferas, dependiendo de los días que tenga el Adviento, que se van colgando desde el 8 de diciembre hasta Nochebuena, y cada una se acompaña de una oración o un propósito.


Es interesante admitir que todos los aspectos de la Navidad no son descritos en la Biblia. Por supuesto, la razón es porque no son de Dios. No forman parte de la forma en que Él quiere que la gente lo adore. 

El árbol de Navidad, sin embargo, ¡es mencionado en la Biblia de manera directa! Por favor, vaya al texto de Jeremías en el capítulo 10 (versos 2-5) y lea lo siguiente:

Así dijo el Eterno: No aprendáis el camino de las naciones… Porque las costumbres de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se mueva. Derechos están como palmera, y no hablan; son llevados, porque no pueden andar. No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer bien tienen poder”.

Esta descripción del árbol moderno de Navidad es clara. El Eterno Dios se refiere a éste de manera directa como “el camino de los paganos”, es el nombre con el que lo clasifica y llama. De una manera igualmente directa, le ordena a Su pueblo que “no aprenda del camino de las naciones”, llamando “vanas” estas costumbres. El versículo 23 añade una declaración sobresaliente y poderosa: “Conozco, oh Eterno, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que camina es el ordenar sus [propios] pasos”. Es el Eterno Dios debe enseñarles a las personas cómo vivir. El hombre simplemente no puede entender los caminos de Dios por sí mismo.

No hay lugar en Jeremías 10 para creer, como algunos han tratado de sugerir, que como estos árboles no tienen poder en sí mismos, en realidad no está prohibido tener un árbol de Navidad. 

¡Dios condena el colocar árboles paganos (de Navidad) con este claro mandato bíblico!

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