“...y he aquí que en el cuerpo del león había un enjambre de abejas, y un panal de miel. Y tomándolo en sus manos, se fue comiéndoselo por el camino”
(Jueces 14:8-9)
Albert Einstein, el genio de la física moderna, llegó a decir en cierta ocasión: "Si las abejas se extinguen, las personas se extinguirán en cuatro años". Yo no sé si ser científico garantiza a la vez dones proféticos, pero lo cierto es que la intuición de este varón estaba perfectamente conectada a lo que últimamente se vienen observando en el mundo: la muerte masiva de abejas. Una señal más que podría suponer un peligro para el ser humano.
Así lo afirmó en una publicación del 2007 la National Geographic News: "Sin dejar rastro alguno, algo está causando que las abejas desaparezcan por millares." No sólo desaparecen, sino que lo hacen a un ritmo demasiado acelerado, tal como lo comentó la BBC en una de sus publicaciones científicas: "Las abejas están desapareciendo a un ritmo alarmante." Esto sin duda tendrá repercusiones para el hombre a través de la agricultura, como lo publicó en Febrero de 2011 el Telegraph: "El colapso de las abejas amenaza la seguridad alimenticia mundial."
Los dirigentes rusos declaran estar más que preocupados por la desaparición manifiesta de abejas. Se estima que en EE.UU. han desaparecido masivamente. Y lo mismo se reconoce en diversos mapeos europeos. Suponemos que los rusos han registrado algo similar. En efecto, Putin acaba de ponerle un ultimatum a EE.UU. conminando a su gobierno a que disponga medidas contra los gigantes de la ingeniería genética que se han ido adueñando de la agro-industria sobre la base de semillas transgénicas.
La muerte de abejas en grandes cantidades a causa de enfermedades que en otros tiempos no las afectaban es un fenómeno que se viene registrando en muchos países. Según advierten los especialistas, esta tendencia amenaza los ecosistemas del planeta y puede generar una crisis alimentaria en el futuro, ya que las abejas mueren dejando las flores sin polinizar y, en consecuencia, cae la productividad de los cultivos hortícolas.
El valor fundamental de las abejas es sin duda la polinización. Desde hace mas de 50 millones de años, las abejas vienen realizando esta labor y gracias a ello se ha podido preservar una gran variedad de especies y se ha mantenido la muy saludable y necesaria diversidad para el desarrollo armónico de la vida de las especies. Las almendras californianas, principal productor mundial, requieren de al menos 2 millones de colmenas para garantizar la producción. Frutas, hortalizas y plantas silvestres necesita de este proceso, si este no funciona, las frutas secas, las verduras, las paltas, los kiwis y las almendras no llegarían al supermercado ni a la mesa familiar. Para entender el trabajo de una abeja, podemos decir que para llevar a la colmena una carga de néctar en su buche, debe visitar más de 1000 flores en un promedio de 10 viajes por día lo que, la coloca a la cabeza representando cerca del 85% de la fauna polinizadora de plantas cultivables.
El valor fundamental de las abejas es sin duda la polinización. Desde hace mas de 50 millones de años, las abejas vienen realizando esta labor y gracias a ello se ha podido preservar una gran variedad de especies y se ha mantenido la muy saludable y necesaria diversidad para el desarrollo armónico de la vida de las especies. Las almendras californianas, principal productor mundial, requieren de al menos 2 millones de colmenas para garantizar la producción. Frutas, hortalizas y plantas silvestres necesita de este proceso, si este no funciona, las frutas secas, las verduras, las paltas, los kiwis y las almendras no llegarían al supermercado ni a la mesa familiar. Para entender el trabajo de una abeja, podemos decir que para llevar a la colmena una carga de néctar en su buche, debe visitar más de 1000 flores en un promedio de 10 viajes por día lo que, la coloca a la cabeza representando cerca del 85% de la fauna polinizadora de plantas cultivables.
Las abejas juegan un papel vital en la polinización, vale decir, en la fecundación de las flores de plantas y árboles para que luego se transformen en frutos. Sin polinización, no hay fecundación y por ende no hay frutos en la flor que se marchita sin dejar descendencia o semilla. La consecuencia de esta ausencia de fecundidad, se traduce en pérdidas fundamentalmente alimenticias por la falta de frutos a cosechar y en pérdidas económicas para los productores. Las abejas, son aliados irreemplazables de la producción frutícola, porque al momento de ir en busca del néctar para alimentar las larvas hambrientas de la colmena, transportan en sus cuerpos las substancias que hacen posible la procreación de las especies silvestres y la biodiversidad vegetal.
Uno de los males de las abejas reside en los llamados escarabajos de la colmena, que devoran a estas obreras de la naturaleza junto a todo su hábitat: la miel, las celdillas, la cera, etc. Lo más peligroso es que estos escarabajos se difunden no solo por medio de los productos de la apicultura y por las propias abejas, sino por los muebles y otras cosas de madera.
Otro problema se deriva de las garrapatas y moscas-parásito que penetran en el cuerpo de la abeja y las consumen desde el interior. Lo triste de esto es que las propias abejas ya no son capaces de hacer frente a los parásitos y a los virus como antes lo hacían, debido a que la vecindad del ser humano con industrias de transgénicos, como Montsanto, ha empeorado sus habilidades para sobrevivir.
Son justamente los pesticidas que produce la industria mundial de transgénicos y los pesticidas que comercializan las multinacionales, como Bayer, la causa principal de la muerte masiva de las abejas. Por ende es urgente que nos conscienticemos que destruir los cultivos autóctonos dejando la agricultura sometida al pago de regalías y persiguiendo a quienes almacenen semillas naturales, significa resignar la soberanía alimentaria de los pueblos y es la destrucción de la diversidad de flora y fauna que nos entregó la naturaleza como nuestras ventajas absolutas.
Expertos norteamericanos, han llegado a la conclusión que con gran seguridad, el responsable de este drama sufrido por las abejas es un insecticida muy popular distribuido por la empresa biotecnológica alemana Bayer, de nombre Imidacloprid. Este compuesto fue puesto en el mercado en 1994 para combatir los parásitos de las hojas, de las flores y de los frutos de un total de casi 140 especies vegetales. El Imidacloprid era también efectivo contra las termitas, las moscas, las garrapatas pasando a ser el insecticida mas utilizado a nivel mundial. El detalle no estimado por los distribuidores de este producto milagroso y por quienes lo utilizan es que, se olvidaron que las abejas también son insectos. Los fabricantes, se evitaron también la molestia de informar a los consumidores del Imidacloprid, sobre los riesgos del mismo sobre la población de insectos benéficos. El componente activo del Imidaclopid es una sustancia soluble en agua, similar a la nicotina que ataca el sistema nervioso de los insectos que, empiezan a enviar señales descontroladamente, con la consiguiente paralización muscular y la muerte. Dosis no letales pueden también influir en el sistema de aprendizaje de las señales de las abejas debilitando su memorización. Sin la capacidad de orientación intacta y la función motora disminuida las abejas vuelan sin dirección o caen fulminadas a tierra fuera de la colmena o lejos de ella; su comportamiento es similar a si estuvieran ebrias. Cuando Francia, dejo de usar Imidacloprid la población de abejas empezó su recuperación.
Son justamente los pesticidas que produce la industria mundial de transgénicos y los pesticidas que comercializan las multinacionales, como Bayer, la causa principal de la muerte masiva de las abejas. Por ende es urgente que nos conscienticemos que destruir los cultivos autóctonos dejando la agricultura sometida al pago de regalías y persiguiendo a quienes almacenen semillas naturales, significa resignar la soberanía alimentaria de los pueblos y es la destrucción de la diversidad de flora y fauna que nos entregó la naturaleza como nuestras ventajas absolutas.
Expertos norteamericanos, han llegado a la conclusión que con gran seguridad, el responsable de este drama sufrido por las abejas es un insecticida muy popular distribuido por la empresa biotecnológica alemana Bayer, de nombre Imidacloprid. Este compuesto fue puesto en el mercado en 1994 para combatir los parásitos de las hojas, de las flores y de los frutos de un total de casi 140 especies vegetales. El Imidacloprid era también efectivo contra las termitas, las moscas, las garrapatas pasando a ser el insecticida mas utilizado a nivel mundial. El detalle no estimado por los distribuidores de este producto milagroso y por quienes lo utilizan es que, se olvidaron que las abejas también son insectos. Los fabricantes, se evitaron también la molestia de informar a los consumidores del Imidacloprid, sobre los riesgos del mismo sobre la población de insectos benéficos. El componente activo del Imidaclopid es una sustancia soluble en agua, similar a la nicotina que ataca el sistema nervioso de los insectos que, empiezan a enviar señales descontroladamente, con la consiguiente paralización muscular y la muerte. Dosis no letales pueden también influir en el sistema de aprendizaje de las señales de las abejas debilitando su memorización. Sin la capacidad de orientación intacta y la función motora disminuida las abejas vuelan sin dirección o caen fulminadas a tierra fuera de la colmena o lejos de ella; su comportamiento es similar a si estuvieran ebrias. Cuando Francia, dejo de usar Imidacloprid la población de abejas empezó su recuperación.
A todos esto se suma que las abejas domésticas enfermas infectan a las abejas salvajes creando así una epidemia. Los científicos declaran que las muertes masivas entre los himenópteros conducirán a cambios en la Tierra, ya que un 80% de todas las flores que son polinizadas por insectos.
En algunos países existen actualmente granjas donde la gente poliniza las flores con cepillos y una sustancia especial. Sin embargo, el hombre no puede polinizar cada flor por sí mismo, por lo que la muerte masiva de abejas y las posibles consecuencias que pueda conllevar para la humanidad no dejan de ser amenazantes.
Por favor, disfrutando del aquí y ahora que el Eterno te ha regalado al estar leyendo esta bitácora, te pido que tomes unos minutos más y te dediques a prestar atención a todo este documental:
La agricultura europea depende en un 84% de la polinización de los pequeños insectos, y la agricultura mundial en un 70%. La extinción de las abejas conllevaría una catástrofe alimenticia a nivel global, con una carestía apreciable y una consiguiente subida de precios de los alimentos. Y eso que solo estamos tomando en cuenta la agricultura, si añadiéramos además la vida silvestre (los bosques, los campos, las selvas, etc.) tendríamos en una sola palabra, el caos total.
Megan Eckles, investigadora del Departamento de Biología de la Universidad de California en San Diego, estimó que, sin las abejas, el mundo, tal como lo conocemos, se acabaría en 40 (cuarenta) años.
Y es que el equilibrio ecológico es claro: las abejas son las responsables directas de la polinización, y sin ella, las plantas no podrán reproducirse, y sin plantas, la fauna que se alimenta de ellas morirá. En pocas palabras, la cadena trófica o cadena alimenticia se rompe, y aunque mucha gente piense lo contrario, nosotros somos parte de esa cadena.
Seguramente usted recién se entera de esto, sin embargo, los inversores han sido avisados de los posibles riesgos, y se les ha aconsejado que pongan su dinero en oro y maíz para beneficiarse ante la recesión que podría resultar de la ruptura de la cadena alimenticia causada por la alta mortandad de abejas.
Ahora, hay una conexión de este asunto y las profecías bíblicas más interesante: las uvas y olivas no se verán afectados por este despoblamiento, debido a que las uvas se polinizan a sí mismas, mientras que las olivas son polinizadas por el viento. Y sabemos que el libro del Apocalipsis ya lo tiene a esto en oráculo: una hambruna vendrá justo antes del fin del mundo, hambruna que hará perecer todo tipo de plantas, con excepción de las uvas y olivares.
"Cuando abrió el tercer sello, oí al tercer ser viviente, que decía: Ven y mira. Y miré, y he aquí un caballo negro; y el que lo montaba tenía una balanza en la mano.Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: Dos libras de trigo por un denario, y seis libras de cebada por un denario; pero no dañes el aceite ni el vino".
(Apocalipsis 6:5-6)
¿Será ésta la señal de que el fin del mundo esta vez no es fábula? ¿Qué cree usted?
2 comentarios:
ESTAMOS DESTRUYENDO LA CREACIÓN,QUE DIOS TENGA MISERICORDIA Y PIEDAD
Wow...realmente impactante! Siempre he sabido que las abejas constituyen una parte fundamental para la naturaleza y el ser humano, lo que me impresiona es la desaparición de ellas, y el peligro venidero para la humanidad, mientras que para las multinacionales es venta de pesticidas, para la tierra es su fin.
Publicar un comentario