El supuesto "apóstol" Santiago Valdemiro, fundador de la organización babilónica "Iglesia Mundial del Poder de Dios", ha lanzado a la venta un perfume que lleva su nombre. Se trata de la "colonia Rev. Valdemiro Santiago", un perfume exclusivo para los hombres que anhelan oler sobrenaturalmente, según rezan las consignas de su merchandising. Y por si todo esta banalidad sonara escasa a nuestros oídos, su esposa, la "obispo" Franciléia, también ha lanzado un perfume para mujeres, que también lleva su nombre: "Colonia de la obispo Franciléia".
Los perfumes han recibido un toque personal al tener la tapa un sombrero de vaquero, el mismo utilizado por el líder religioso.
El envase tiene el mapa del mundo estampado el año de la fundación del ministerio, 1998, que hoy cuenta con más de 5 millones de miembros en Brasil y miles más en otros países del mundo.
Los perfumes son parte de la campaña "Sé tu una bendición", que también tienen para la venta llaveros, tazas, zapatillas, jabones y otros accesorios.
Lo triste de esta historia babilónica es que Santiago no es el primero en lanzar una línea de perfumes, sino que esto es una simple copia de actitudes vanidosas previas. Un ejemplo de pioneros en esta vanidad de vanidades son los fundadores de la Iglesia Renacer en Cristo, el supuesto apóstol Estevam Hernandes y su esposa Sonia Hernandes, quienes comercializan desde el año 2012 colonias, cremas hidratantes y jabón líquido con su nombre y bendición.
Para tener una idea de quién es esta líder tan oloroso diremos que Santiago Valdemiro es un pastor neopentecostal que perteneció por casi veinte años a la Iglesia Universal del Reino de Dios (más conocida por su lema: "Pare de Sufrir"). Un día decidió separarse de esta fábrica de vanidades aduciendo tener problemas con el liderazgo. En 1998 fundó la Iglesia Mundial del Poder de Dios, que absorbió a gran cantidad de miembros decepcionados de la IURD. En la actualidad cuenta con más de 5.000 templos repartidos por todo Brasil, con la mayoría en el estado de Sao Paulo.
En fin, una muestra más del mundillo evangelicoide.
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