Santa Muerte la potestad dual de las tinieblas que debe ser derribada en México para que caigan en la Tierra toda su red humana
Sus fieles en su mayoría son considerados delincuentes de varios tipos, como narcotráficantes o asaltantes, fue desaprobado por esto como culto por la Secretaria de Gobernación ya que su adoración podría propagar según ellos masivamente conductas criminales con fines supuestamente religiosos.
Muchos otros sin embargo, son personas que poco o nada tienen que ver con la delincuencia, inclusive pueden ser muy devotas también de otros santos católicos.
Vean este informe referido a este popular y diabólico culto
Antecedentes históricos.
Algunos pueblos de Meso América tenían la costumbre de adorar bultos hechos con objetos sagrados colocados en altares familiares, en los que se guardaban los restos óseos de antepasados, los consagraban igual que a las representaciones de sus deidades y les prodigaban cultos familiares, cita el etnólogo Jesús Chamorro Cortés en el libro “Los orígenes del culto en México”(1998).
Desde sus inicios, la cultura mexicana ha mantenido una relación cercana y hasta reverente hacia la muerte, relación que con el tiempo se convirtió en un culto que llegó a extenderse por muchos rincones y civilizaciones del México antiguo, entre ellos la de los mexicas.
El culto a la muerte existe en México desde hace más de tres mil años. Los antiguos pobladores de lo que hoy es la república mexicana concebían a la muerte como algo necesario y que le ocurre a todos los seres en la naturaleza. Tenían por seguro que los ciclos en la naturaleza como la noche y el día, la época de secas y lluvias eran el equivalente a la vida y la muerte.
Comenzaron a representar a la vida y la muerte en figuras humanas descarnadas por la mitad. Estas imágenes simbolizaron la dualidad entre lo vivo y lo muerto, lo que llevamos dentro y fuera, la luna y el sol. Podemos decir que es entonces cuando comienza un culto a la muerte que se extiende por todos los rincones del México antiguo y son devotos muchísimas culturas como los mayas, zapotecos, mixtecos, totonacas y otras más.
Pero uno de los pueblos dónde el culto a la muerte adquirió más fuerza fue el de los mexicas o aztecas. Este pueblo considerado como uno de los más aguerridos de que se tenga noticia llevó a los extremos la devoción a la muerte.
Las deidades de la muerte
Los mexicas
heredaron de épocas antiguas a dos dioses: mictlantecuhtli
y Mictecacihuatl, el señor y la señora del Mictlan la región de los
muertos. A este lugar
iban los hombres y mujeres que morían de causas naturales. pero el camino no
era fácil.
Antes de presentarse ante el señor y señora de la
muerte había que pasar numerosos obstáculos; piedras que chocan entre sí,
desiertos y colinas, un cocodrilo llamado Xochitonal, viento de
filosas obsidianas, y un caudaloso río que el muerto atravesaba con la ayuda de
un perrito que era sacrificado el día de su funeral.
Finalmente el difunto llegaba ante la presencia de mictlantecuhtli y mictecacihuatl, los terribles señores de la oscuridad y la muerte. La tradición dice que entonces se le entregaba a los dueños del inframundo ofrendas. Este detalle es muy importante ya que con el tiempo estas ofrendas seguirán presentes en los altares de la santa muerte.
Mictlantecuhtli y mictecacihuatl fueron sin lugar a dudas las deidades a quienes se encomendaban a los muertos pero también eran invocados por todo aquel que deseaba el poder de la muerte. Su templo se encontraba en el centro ceremonial de la antigua ciudad de México Tenochtitlan, su nombre era Tlalxico que significa “ombligo de la tierra”, hileras de cráneos.
Había otras representaciones de la muerte entre los
mexicas. por ejemplo el Tzompantli, “hileras de cabezas”. Este Tzompantli no
era otra cosa que unos palos en donde se ensartaban cráneos y se formaban
grandes hileras como en los ábacos utilizados por los niños para contar.
Estos Tzompantlis se encontraban en los grandes
templos del México antiguo y eran considerados como una parte importante del
culto de sacerdotes y gente común. Además de los Tzompantlis tan conocidos y
famosos también existían diferentes representaciones de la muerte representados
casi siempre en figuras de calaveras talladas en piedra, en barro, o bellamente
pintadas en los libros antiguos llamados códices.
También se han encontrado calaveras humanas adornadas con pedernales y conchas por ojos. los especialistas no se han puesto todavía de acuerdo sobre el significado de estas calaveras pero suponen que era una ofrenda a los señores de la muerte. así, por donde quieran aparecen los rastros de la muerte descarnada, están en los adornos de la diosa Coatlicue, en las ofrendas en incensarios rituales, en figuras de todo tipo y tamaño.
Todo esto nos dice que hubo un culto muy fuerte a la
muerte entre los antiguos mexicanos. y conste que no hemos hablado de los
mayas, los tarascos o los totonacos que tan devotos fueron de la muerte.
Conocidos también como aztecas, los mexicas mantenían como parte de sus
creencias al culto de dos dioses, Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl, "señor
" y "señora" de la oscuridad y la muerte, a quienes no sólo se
les encomendaba los difuntos, sino que también se les invocaba para conseguir
otros favores relacionados con la muerte.
La
colonización española logró disminuir el culto a la muerte, pero no
erradicarlo, de manera que permaneció oculto hasta el siglo XIX, cuando ocurrió
un resurgimiento en su devoción.
Al principio del ciclo pasado diferentes
personas, entre ellas católicas, mandaron a quemar toda imagen de la Santa
Muerte en América, principalmente Centro y Sudamérica, para acabar con
dicho culto. Una de las imágenes que sobrevivió a dicha destrucción es la
que se encuentra en Chiapas, le rinden culto a un esqueleto de madera el cual
tiene su templo, según el relato de los creyentes es una replica del esqueleto
de San Pascualito, quien va por las personas después de morir.
El
culto contemporáneo a la Santa Muerte apareció en Hidalgo, en 1965. Y
está arraigado en el estado de México, Guerrero, Veracruz, Tamaulipas,
Campeche, Morelos y el Distrito Federal. Últimamente en Nuevo León, Chihuahua y
Tamaulipas.
La Santa en México ha tomado vuelo y se encumbra a las alturas de la
Virgen sagrada de Guadalupe.
La 'Santa Muerte', imagen adorada en México
Son
muchas las representaciones que existen de la muerte, así como nombres que
tenido a lo largo de la historia, ya que muchas culturas la han adorado; en la
actualidad es la imagen esquelética vestida con una túnica la imagen que la
representa, se puede encontrar de diferentes colores cada uno simboliza algo en
particular.
Dependiendo
de la petición del fiel, es el color de la muerte que se debe de escoger para
colocar en el altar: Blanca, salud; negra, fuerza y poder; morada, para abrir
caminos; café, para embocar espíritus del más allá; verde, para mantener unidos
a los seres queridos; roja, para el amor y la amarilla, para la buena suerte.
Se
dice que su día oficial es el 15 de agosto, declarado como "Día de la Santa Muerte" por sus fieles.
Aunque la Iglesia Católica condena esta veneración, denominándola
como "pecaminosa", algunos asocian esta práctica con la Iglesia. Mientras tanto a la mayoría de sus seguidores
parece no importarle la contradicción entre su religión y el culto pagano a
"La Santa".
Por
ello, se organizan rituales similares a los cristianos, incluyendo procesiones
y oraciones con el fin de ganar su favor.
Muchos hasta llegan a erigir su
propio altar en su hogar, oficina o negocio para sentirse protegidos por ella.
El altar suele consistir de una estatuilla cuyas medidas va de 15 centímetros a tamaño humano, rodeada de distintas
ofrendas, entre las cuales se encuentran arreglos florales, frutas, inciensos,
vinos, monedas, dulces y golosinas, además de velas, cuyo color varía de
acuerdo a la petición.
La
gente acude a ella para pedirle milagros o favores relacionados con el amor, la
salud o el trabajo. Por otro lado, también se le pide por fines malévolos,
tales como la venganza y la muerte de otros.
Sus simpatizantes suelen
identificarse al portar algún dije o escapulario de su imagen, mientras que
otros optan por llevar su figura de manera indeleble, al tatuársela en la piel.
Como elementos indispensables se exigen los puros, los cuales deben estar
constantemente encendidos, y el imprescindible pedazo de pan.
Video: esclavos de este culto
Contradictoriamente, es fácil encontrar devotos del
otro lado de la ley, entre ellos militares y policías, quienes piden una
bendición para su pistola y sus balas. Incluso, la devoción a "La
Flaca" se ha convertido en algo popular dentro de la elite política y
empresarial. Aquellos que acuden a su altar la veneran como si fuese una santa,
persignándose y rezándole para que se cumplan sus peticiones.
Este culto diabólico se ha extendido
al territorio estadounidense con la inmigración de varios de sus discípulos,
quienes afirman haber entregado su travesía a su "santa", llevando
entre sus ropas imágenes de ella para mantener su continua protección. Debido a la creencia de que prefiere
no ser llamada por su nombre, se dice que la muerte agradece si es nombrada con
cariño con el uso de alguno de sus apodos favoritos, tales como "La Comadre", "La Bonita", "La Flaca", "la Señora" o "La Niña".
En próximas bitácoras colocaré más datos acerca de estos lugares altos que son necesarios derribar mediante adoración profética.
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