miércoles, 8 de abril de 2015

ISRAEL CREE QUE WASHINGTON MAXIMIZÓ SU VENTAJA CON IRÁN.

Autor: David Makovsky

Las preocupaciones de Israel acerca del acuerdo marco nuclear se refieren a cómo Estados Unidos impedirá que Irán se salga con las suyas con sus violaciones, aumentando sus acciones desestabilizadoras en el Medio Oriente, y desencadenando una carrera armamentista en la región, todo esto mientras Teherán consigue conservar gran parte del tamaño-industrial de su infraestructura nuclear.

Teniendo en cuenta las repetidas declaraciones públicas del primer ministro, Biniamín Netanyahu, sobre sus expectativas con respecto a un acuerdo nuclear con Irán, y dado que Israel considera que el programa de Teherán es una amenaza existencial, su dura crítica a los parámetros del acuerdo marco que Estados Unidos acaba de publicar, no sorprende. El primer ministro declaró: "Tal acuerdo no bloqueará el camino de Irán a la bomba. Lo allanará". Y en la víspera de la pascua judía, convocó a una reunión extraordinaria del Gabinete de Seguridad y declaró que todos sus miembros están "unidos en firme oposición al acuerdo propuesto", que sostiene que amenazará la supervivencia de Israel.

El meollo de la crítica a Israel es que Estados Unidos no hizo uso de todo su poder en las negociaciones, y que el objetivo de Washington cambió, durante las conversaciones, de eliminar el programa de Irán a simplemente restringirlo. Las sanciones llevaron a Irán a la mesa de negociaciones, por lo que Israel cree que más concesiones podrían haber sido arrancadas a Teherán si la comunidad internacional tuviese un liderazgo más decidido. Desde esta perspectiva, el tiempo estaba de parte de Washington, en primer lugar porque la principal fuente de ingresos de Irán, el petróleo, vio reducirse su precio a la mitad en los últimos meses, y en segundo lugar porque el mundo se unió en contra de cualquier enriquecimiento nuclear iraní mediante seis resoluciones relacionadas del Consejo de Seguridad de la ONU.

En términos más generales, Israel cree que Irán nunca tomó la decisión estratégica de renunciar a las armas nucleares, y que Occidente se ha movido más hacia Teherán durante las conversaciones que a la inversa. De acuerdo con esta línea de pensamiento, Irán siente que Washington está más enamorado de los incentivos que de los desincentivos, y que nunca ha creído que Estados Unidos realmente atacará su programa nuclear. Los funcionarios israelíes también piensan que hay un montón de ilusiones sobre las intenciones iraníes subsecuentes a un acuerdo. Por ejemplo, señalan que apenas unos días antes de que los parámetros del acuerdo marco fueran anunciados, el brigadier general Muhammad Naghdi de la milicia Basij de Irán manifestó que la destrucción de Israel "no es negociable"; sin embargo, los medios de comunicación estadounidenses ignoraron esa declaración.

La crítica de Israel no es sólo sobre los términos del acuerdo, sino también acerca de las implicaciones que podrían tener sobre el papel de Irán en el Oriente Medio. Tres preocupaciones se destacan.


En primer lugar, los parámetros del acuerdo marco parecen indicar que Irán será capaz de mantener el tamaño-industrial de su infraestructura nuclear cuando el acuerdo expire, dentro de quince años, incluyendo el acceso sin restricciones a las centrifugadoras avanzadas para crear uranio enriquecido a nivel militar más fácilmente. Los israelíes creen que la anticipación de estas futuras capacidades iraníes probablemente desencadene una carrera armamentista en el Medio Oriente para adelantarse a Teherán, quizás incluyendo la cooperación nuclear más estrecha entre Pakistán y Arabia Saudita. Tales acciones podrían cambiar el statu quo regional.

En segundo lugar, los funcionarios israelíes temen que los inspectores no tengan el acceso que necesitan después de que se firme el acuerdo, y que la verificación del cumplimiento de Irán sea por lo tanto menos robusta de lo que Washington está pintando. Ellos están particularmente preocupados por el acceso a las instalaciones militares iraníes. Los israelíes también están preocupados de que hay poca claridad sobre el mecanismo para determinar las violaciones iraníes y cómo las sanciones "que sean retornadas" serán reactivadas si fuera necesario. Desde sus puntos de vista, los intereses comerciales que difieren entre los miembros del Consejo de Seguridad harían difícil que se vuelvan a aplicar universalmente las sanciones, por lo que la manera más segura de evitar las violaciones iraníes en primer lugar es precisar de antemano e inequívocamente las consecuencias.


En tercer lugar, Israel está preocupado de que un acuerdo nuclear envalentone a Teherán a jugar un papel aún más desestabilizador en la región. Irán dejará de ser un estado paria tras el acuerdo, y el levantamiento de las sanciones aumentará invariablemente sus ingresos, lo que permitirá al régimen acrecentar la asistencia a Hezbollah o participar en otras formas de patrocinio al terrorismo. Mientras tanto, Israel teme que Washington no vaya a querer enfrentar a Teherán acerca de estas actividades regionales por temor a trastocar el acuerdo nuclear, dado la percibida esperanza de EE.UU. de que el acuerdo vaya a transformar a Irán en un estado más normal. Una vez más, Israel cree que la manera más segura de evitar el problema es precisar de antemano cómo Estados Unidos va a castigar a Irán si opta por desestabilizar aún más la región.

A medida que el debate sobre Irán se desarrolla en las próximas semanas; Washington tendrá la oportunidad de refutar las acusaciones israelíes, y una imagen más matizada, sin duda, va a surgir como resultado del contrapunto. El ex jefe de la Inteligencia Militar israelí, Amos Yadlin, pidió a Netanyahu que no se oponga de plano al pacto, sino que busque mayores aclaraciones a la Administración de Obama sobre una serie de cuestiones sin resolver en tanto que el acuerdo entra en la fase de redacción, incluyendo las cuestiones de ejecución.

Otra conjetura que emergerá también dentro de Israel. En particular, muchos van a especular si el discurso del 3 de marzo de Netanyahu en el Capitolio tuvo la consecuencia inesperada de ayudar al presidente Obama a consolidar su flanco demócrata para resistir mejor los esfuerzos del Congreso de invalidar el acuerdo marco nuclear. Sin embargo, la discordia principal será entre la Casa Blanca e Israel antes que dentro de Israel, por lo que se puede esperar una gran de turbulencia en la relación bilateral.

Datos del autor: David Makovsky es miembro distinguido Ziegler y director del Proyecto sobre el Proceso de Paz en Oriente Medio del Washington Institute.
Fuente: Washington Institute

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