Hoy Martes 13 podría ser un día cualquiera, sin embargo
muchas persona, a lo largo del planeta, creen que este día tiene carácter de mala suerte.
Específicamente los cautivos del espíritu babilónico consideran que hoy no es
un día común y corriente. Es que para ellos el nº 13 se une al martes y
constituyen así un binomio perfecto para activar la superstición y generar
ligaduras de miedo en el alma.
En días como hoy muchos no pasarán por debajo de una
escalera, se echarán a temblar si se cruzasen con un gato negro y mucho menos
ni se casarán, ni se embarcarán.
Existe en el mundo mucha gente con fobia a este día. La enfermedad tiene un nombre científico y se llama trezidavomartiofobia. Los que la padecen no viajan a ningún lado en este día por superstición, e incluso llegan a pedirse un día de vacaciones para no tener que coger ningún medio de transporte. La fobia al número 13 se traslada también a los aviones, ya que muchas aerolíneas prescinden de esa fila porque se supone que los pasajeros no la comprarían. En Inglaterra, algunos de los edificios más antiguos pasan del piso 12 al 14.
Existe en el mundo mucha gente con fobia a este día. La enfermedad tiene un nombre científico y se llama trezidavomartiofobia. Los que la padecen no viajan a ningún lado en este día por superstición, e incluso llegan a pedirse un día de vacaciones para no tener que coger ningún medio de transporte. La fobia al número 13 se traslada también a los aviones, ya que muchas aerolíneas prescinden de esa fila porque se supone que los pasajeros no la comprarían. En Inglaterra, algunos de los edificios más antiguos pasan del piso 12 al 14.
Pero ¿cómo nació esta superstición? Para explicar de dónde
viene esta leyenda es necesario volver en el tiempo y analizar varias culturas.
Se trata de un fenómeno que une dos tradiciones: la del
miedo al martes en la cultura griega, que tiene que ver con el dios de la
guerra Marte y la del miedo al número 13 en la cultura cristiana, porque se trata
del número del capítulo del Apocalipsis en el que aparece la bestia: “que sube
del mar, que tenía siete cabezas y diez cuernos; y sobre sus cuernos diez
diademas; y sobre las cabezas de ella nombre de blasfemia”. Otra de las
historias viene del cristianismo que cuenta que en la última cena realizada por
Jesucristo, el invitado número 13 era Judas, quien lo traicionaría al venderlo
por unos centavos.
También se suma a esta superstición la leyenda vikinga, la
creencia de la cultura nórdica aseguraba que el invitado número 13 a la cena en
el Valhalla era Loki, dios del mal y
espíritu de la muerte.
El día martes debe su nombre al planeta Marte que era el
dios de la guerra para los romanos. Pasaba lo mismo con los griegos y su dios Ares.
Sin embargo no existe un origen único del mito, sólo que tal
vez sea asociado a la mala suerte por ser uno más que 12, número altamente
compuesto que muchas culturas utilizan. Casi todas esas leyendas y mitos se inspiran en el tronco común a todas las culturas postdiluvianas: Babel. Según la astrología de los caldeos, son 12 las casas y los
signos del universo, por lo que un número más implicaría inestabilidad y
desequilibrio, creencia también considerada por los hindúes, que hablan de 12
experiencias vitales del ser humano. La decimotercera experiencia supondría una
gran alteración en el individuo. Estas "hipótesis esotérica" surge de la inspiración que dejaran Nimrod y luego la casta sacerdotal que difundió sus doctrinas al servicio de Semíramis su viuda y madre.
En América Latina se ha vuelto popular el dicho "martes
no te cases ni te embarques", lo que significa que para las personas se ha
vuelto importante este día.
Sin embargo, el miedo al martes 13 puede llegar a
convertirse en una verdadera fobia llamada Trezidavomartiofobia, miedo
irrefrenable a esta fecha y que hace que quienes la padecen intenten por todos
los medios no salir de sus casas en esta fecha.
La fuente de la superstición
En general, la humanidad ha vivido plagada de temores: temor
a la muerte, a lo desconocido, al más allá, por nombrar solo algunos. Todo esto como consecuencia de haber aceptado la propuesta satánica del fruto del árbol de la ciencia del bien y el mal.
En su
empeño por esclavizar a la gente, Satanás, el rebelde enemigo de Dios, ha
alimentado dichos temores con mentiras maliciosas (Juan 8:44; Revelación
[Apocalipsis] 12:9). Pero el diablo no está solo en sus intentos de apartar del Eterno Dios a la gente, pues la Biblia lo llama “el gobernante de los demonios” (Mateo
12:24-27). ¿Quiénes son los demonios? Son ángeles que en tiempo de Noé apoyaron
a Satanás en su rebelión contra Dios. Desde entonces han procurado ejercer su
influencia sobre la mente de los hombres sirviéndose de instrumentos como la
superstición (Génesis 6:1, 2; Lucas 8:2, 30; Judas 6).
La superstición tiene su base en una mentira satánica, a
saber, la creencia de que un ente invisible sobrevive a la muerte del cuerpo y
puede influir en los vivos. Contrario a ello, la Biblia declara: “En cuanto a
los muertos, ellos no tienen conciencia de nada en absoluto”. Asimismo añade
que después de la muerte “no hay trabajo ni formación de proyectos ni
conocimiento ni sabiduría” (Eclesiastés 9:5, 10).
No son pocas las personas que han optado por creer las
mentiras de Satanás. Muchos años atrás, Dios dio estas claras instrucciones a
su pueblo Israel: “No debería hallarse en ti nadie que [...] emplee
adivinación, practicante de magia ni nadie que busque agüeros ni hechicero, ni
uno que ate a otros con maleficio ni nadie que consulte a un médium espiritista
o a un pronosticador profesional de sucesos ni nadie que pregunte a los
muertos. Porque todo el que hace estas cosas es algo detestable a Yahvéh”
(Deuteronomio 18:10-12).
Lamentablemente, los israelitas no siempre hicieron caso de
esta advertencia. En los días del profeta Isaías, por ejemplo, algunos creían
que una buena cosecha dependía de congraciarse con el “dios de la Buena
Suerte”. Esta creencia supersticiosa les trajo consecuencias funestas, pues
perdieron el favor y la bendición de Yahvéh (Isaías 65:11, 12).
La llegada de la fe mesiánica no alteró el punto de vista del Eterno sobre la superstición. El apóstol Pablo instó a los supersticiosos
habitantes de Listra a que dejaran “estas cosas vanas” (o “vanas
supersticiones”) y se volvieran “al Dios
vivo, que hizo el cielo y la tierra y el mar y todas las cosas que hay en
ellos” (Hechos 14:15).
Ante todo esto debemos afirmar y sostener que la superstición es la deformación de la fe auténtica y la manifestación de sincretismo religioso. Es la cara del decaimiento de la plena confianza en Dios.
Ante todo esto debemos afirmar y sostener que la superstición es la deformación de la fe auténtica y la manifestación de sincretismo religioso. Es la cara del decaimiento de la plena confianza en Dios.
Teniendo en cuenta todo esto, les comparto aquí tres textos escriturales claves que les ayudarán a salir de todo lazo de muerte que traen las prácticas y creencias supersticiosas:
Hebreos 12:2
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe.
1 Juan 4:18
En el amor no hay temor, sino que el perfecto amor echa fuera el temor; porque el temor lleva en sí castigo. De donde el que teme, no ha sido perfeccionado en el amor.
Juan 8:36
Así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres.
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