Señor,
dueño del hoy, del mañana y del futuro, al terminar este año quiero darte
gracias.
Primeramente
gracias por todo aquello que recibí de ti.
Gracias
por la vida y el amor.
Gracias
por cada bendición, por cada lección, y por cada experiencia.
Gracias
por tu cuidado durante los momentos difíciles. Por la alegría y el dolor
vividos en cada tiempo oportuno de tu propósito eterno.
Gracias
por lo que fue posible y por lo que no pudo ser.
Gracias
por las tantas veces que pude reír y gozar con mi familia y amigos.
Te
ofrezco todo cuanto hice en este año: el trabajo que pude realizar y las cosas
que pasaron por mis manos y lo que con ellas pude construir.
Te
presento las personas que a lo largo de estos doce meses amé. Te ofrendo en
alabanza las amistades nuevas que hice y los antiguos amores que mantuve. Te
pido fortaleza y ayuda a los más cercanos a mí y los que están más lejos.
Bendice a los que me dieron su mano y aquellos a los que pude ayudar. Te
ofrendo a aquellos con los que compartí la vida, el trabajo, el dolor y la
alegría.
Pero
también, Señor, hoy quiero pedir perdón por el tiempo perdido, por el dinero
malgastado, por la palabra inútil y el amor desperdiciado. Perdón por las obras
vacías, y el trabajo mal hecho.
Perdón
por los días en que opté vivir sin entusiasmo.
Perdón
por la oración que fui aplazando y que hasta ahora vengo a presentarte.
Perdón
por todos mis olvidos, descuidos y silencios.
Borro
en tu Nombre todo aquello que me haya sucedido este año, que no sea un escalón
dentro de mi proceso de ascensión, y hago desaparecer de mi vida todo obstáculo
que me impida volar hacia la libertad, que es el estado natural de mí ser.
Y
ahora me preparo para 365 días de plena comunión contigo.
Amén.
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