EN COLOMBIA, ESTUDIANTES Y MAESTROS SE OPONEN A LA REFORMA DE SANTOS
Dirigentes universitarios, inspirados en las
protestas chilenas, advierten que la reforma educativa muestra el
espíritu privatizador del gobierno de Juan Manuel Santos. El Ejecutivo
asegura que la ley busca mejorar el sistema.
Por Katalina Vásquez Guzmán
Desde Medellín
Con zapatos de cuero, porque la caminata es larga, Kevin se alista a
marchar contra la reforma a la educación que el gobierno de Juan Manuel
Santos tramita en el Congreso. Hoy, además de estudiantes, trabajadores
y maestros se suman al paro nacional que pretende presionar al
Ejecutivo para desistir del proyecto de ley y construir una nueva
propuesta en diálogo en conjunto con agremiaciones estudiantiles y
directivas universitarias. Las federaciones estudiantiles que convocaron
al paro nacional de más de 500 mil estudiantes de las universidades
públicas colombianas señalan como amenaza y no consensuada la propuesta
de reforma de Santos. Esta sería una de las jornadas de protesta
nacional más importantes desde que el heredero de Alvaro Uribe es
presidente.
Para Kevin García, de la Universidad del Valle, “la reforma es la
expresión de un Estado neoliberal, carente de visión y precario en su
ejecución, que evidencia el papel marginal que ha decidido asumir el
gobierno frente a la producción del conocimiento y la formación de sus
ciudadanos”. Desde Cali, Kevin, uno de los millones de colombianos que
hoy puede convertirse en profesional gracias a la educación pública, le
explica a Página/12 que, protestando, quiere expresar su descontento y
presionar una decisión del administrativo. El mandatario, pese a las
marchas pasadas y los largos paros estudiantiles como el de la
Universidad de Antioquia en Medellín que ya suman más de 30 días, ha
dicho que “así haya protestas, así se hayan levantado unos a
criticarla”, la reforma va a ser legal y alentó a su ministra de
Educación a seguir adelante con esta “convicción profunda” que es la
reforma para ambos.
Con ella, el gobierno pretende aumentar los cupos para acceder a las
universidades públicas del 35 por ciento de los jóvenes que se reciben
del colegio, al 50 por ciento. Según lo plantea el Ejecutivo, la reforma
implica más recursos para las universidades. Hablan de que cada nuevo
cupo costaría unos 600 mil pesos colombianos (300 dólares), lo cual ha
despertado sospecha frente a la calidad de la educación de un
profesional con tan poquísimo valor. Santos ha dicho que lo que quiere
es, contrariamente a empeorar las condiciones de la educación pública,
“mejorar la calidad para que esos muchachos y muchachas que salen de las
universidades estén mejor preparados para afrontar la vida, para
conseguir un trabajo”. Se busca que tras el paso por la universidad los
egresados estén convertidos en mano de obra calificada. Esto, a juicio
de algunos como Kevin, desvirtúa el sentido de la universidad y vuelve
más bien sobre la formación técnica.
El lunes pasado, la propuesta de reforma a la Ley 30 fue enviada al
Congreso. En su primera versión, la propuesta contenía un artículo para
darles “ánimo de lucro” a las universidades públicas. A pesar de que
este texto fue eliminado, para la mayoría el espíritu privatizador de la
reforma continúa, así como los cambios que irían en detrimento de la
calidad. “La reforma, desde su primera propuesta, refleja el interés del
gobierno por desentenderse de la educación superior. Lo hace porque no
cree en ella; asume el país como una nación del Tercer Mundo, la cual
proveerá de materias primas al primero. Nada de conocimiento de punta o
formación con calidad. Le apuesta a una educación reducida, a operarios
de procesos técnicos o industriales, dando la espalda al papel
intelectual y de desarrollo de una universidad”, explica García a este
diario, preparando el calzado más “suave” para la jornada de marcha.
El, como Eduardo Londoño, estudiante de la Universidad de Antioquia,
creen en la protesta social como derecho y forma de alzar la voz.
Londoño se siente motivado por el actual movimiento estudiantil chileno.
“Pienso que es una muestra de cómo la sociedad puede levantarse y
exigir”, afirma el estudiante de Derecho sumado al sentir de muchos que,
en redes sociales, publicitan un mensaje de “aliento” para continuar el
paro. “México: 9 meses en paro, se tiene educación gratuita. Argentina:
6 meses en paro y se tiene educación gratuita en todos los niveles,
desde primaria hasta doctorado. Chile: 4 meses en paro y continúan”,
postean los estudiantes en Internet, otro escenario de debate y disputa
importantes en esta confrontación. Recientemente, los sitios web de
presidencia, ministerios y universidades como la Universidad de
Antioquia fueron hackeados por el colectivo Anonymus en señal de rechazo
a la reforma y a iniciativas que, como en Medellín, pretendían detener
el paro “real” de estudiantes, con una consulta virtual.
Kevin García, voz en alto, anuncia que comienza la marcha. Espera
que esta reforma no prospere para que la universidad pública continúe
viva como “uno de los pocos escenarios para la construcción de
pensamiento crítico”.
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