Autor: David Makovsky
Las preocupaciones de Israel acerca del acuerdo marco nuclear se refieren a
cómo Estados Unidos impedirá que Irán se salga con las suyas con sus
violaciones, aumentando sus acciones desestabilizadoras en el Medio Oriente, y
desencadenando una carrera armamentista en la región, todo esto mientras
Teherán consigue conservar gran parte del tamaño-industrial de su
infraestructura nuclear.
Teniendo en cuenta las repetidas declaraciones públicas del primer ministro,
Biniamín Netanyahu, sobre sus expectativas con respecto a un acuerdo nuclear
con Irán, y dado que Israel considera que el programa de Teherán es una amenaza
existencial, su dura crítica a los parámetros del acuerdo marco que Estados
Unidos acaba de publicar, no sorprende. El primer ministro declaró: "Tal
acuerdo no bloqueará el camino de Irán a la bomba. Lo allanará". Y en la
víspera de la pascua judía, convocó a una reunión extraordinaria del Gabinete
de Seguridad y declaró que todos sus miembros están "unidos en firme
oposición al acuerdo propuesto", que sostiene que amenazará la
supervivencia de Israel.
El meollo de la crítica a Israel es que Estados Unidos no hizo uso de todo
su poder en las negociaciones, y que el objetivo de Washington cambió, durante
las conversaciones, de eliminar el programa de Irán a simplemente restringirlo.
Las sanciones llevaron a Irán a la mesa de negociaciones, por lo que Israel
cree que más concesiones podrían haber sido arrancadas a Teherán si la comunidad
internacional tuviese un liderazgo más decidido. Desde esta perspectiva, el
tiempo estaba de parte de Washington, en primer lugar porque la principal
fuente de ingresos de Irán, el petróleo, vio reducirse su precio a la mitad en
los últimos meses, y en segundo lugar porque el mundo se unió en contra de
cualquier enriquecimiento nuclear iraní mediante seis resoluciones relacionadas
del Consejo de Seguridad de la ONU.
En términos más generales, Israel cree que Irán nunca tomó la decisión
estratégica de renunciar a las armas nucleares, y que Occidente se ha movido
más hacia Teherán durante las conversaciones que a la inversa. De acuerdo con
esta línea de pensamiento, Irán siente que Washington está más enamorado de los
incentivos que de los desincentivos, y que nunca ha creído que Estados Unidos
realmente atacará su programa nuclear. Los funcionarios israelíes también
piensan que hay un montón de ilusiones sobre las intenciones iraníes
subsecuentes a un acuerdo. Por ejemplo, señalan que apenas unos días antes de
que los parámetros del acuerdo marco fueran anunciados, el brigadier general
Muhammad Naghdi de la milicia Basij de Irán manifestó que la destrucción de
Israel "no es negociable"; sin embargo, los medios de comunicación
estadounidenses ignoraron esa declaración.
La crítica de Israel no es sólo sobre los términos del acuerdo, sino también
acerca de las implicaciones que podrían tener sobre el papel de Irán en el
Oriente Medio. Tres preocupaciones se destacan.
En primer lugar, los parámetros del acuerdo marco parecen indicar que Irán
será capaz de mantener el tamaño-industrial de su infraestructura nuclear
cuando el acuerdo expire, dentro de quince años, incluyendo el acceso sin
restricciones a las centrifugadoras avanzadas para crear uranio enriquecido a
nivel militar más fácilmente. Los israelíes creen que la anticipación de estas
futuras capacidades iraníes probablemente desencadene una carrera armamentista
en el Medio Oriente para adelantarse a Teherán, quizás incluyendo la
cooperación nuclear más estrecha entre Pakistán y Arabia Saudita. Tales
acciones podrían cambiar el statu quo regional.
En segundo lugar, los funcionarios israelíes temen que los inspectores no
tengan el acceso que necesitan después de que se firme el acuerdo, y que la
verificación del cumplimiento de Irán sea por lo tanto menos robusta de lo que
Washington está pintando. Ellos están particularmente preocupados por el acceso
a las instalaciones militares iraníes. Los israelíes también están preocupados
de que hay poca claridad sobre el mecanismo para determinar las violaciones
iraníes y cómo las sanciones "que sean retornadas" serán reactivadas
si fuera necesario. Desde sus puntos de vista, los intereses comerciales que
difieren entre los miembros del Consejo de Seguridad harían difícil que se
vuelvan a aplicar universalmente las sanciones, por lo que la manera más segura
de evitar las violaciones iraníes en primer lugar es precisar de antemano e
inequívocamente las consecuencias.
En tercer lugar, Israel está preocupado de que un acuerdo nuclear
envalentone a Teherán a jugar un papel aún más desestabilizador en la región.
Irán dejará de ser un estado paria tras el acuerdo, y el levantamiento de las
sanciones aumentará invariablemente sus ingresos, lo que permitirá al régimen
acrecentar la asistencia a Hezbollah o participar en otras formas de patrocinio
al terrorismo. Mientras tanto, Israel teme que Washington no vaya a querer
enfrentar a Teherán acerca de estas actividades regionales por temor a
trastocar el acuerdo nuclear, dado la percibida esperanza de EE.UU. de que el
acuerdo vaya a transformar a Irán en un estado más normal. Una vez más, Israel
cree que la manera más segura de evitar el problema es precisar de antemano
cómo Estados Unidos va a castigar a Irán si opta por desestabilizar aún más la
región.
A medida que el debate sobre Irán se desarrolla en las próximas semanas;
Washington tendrá la oportunidad de refutar las acusaciones israelíes, y una
imagen más matizada, sin duda, va a surgir como resultado del contrapunto. El
ex jefe de la Inteligencia Militar israelí, Amos Yadlin, pidió a Netanyahu que
no se oponga de plano al pacto, sino que busque mayores aclaraciones a la
Administración de Obama sobre una serie de cuestiones sin resolver en tanto que
el acuerdo entra en la fase de redacción, incluyendo las cuestiones de
ejecución.
Otra conjetura que emergerá también dentro de Israel. En particular, muchos
van a especular si el discurso del 3 de marzo de Netanyahu en el Capitolio tuvo
la consecuencia inesperada de ayudar al presidente Obama a consolidar su flanco
demócrata para resistir mejor los esfuerzos del Congreso de invalidar el
acuerdo marco nuclear. Sin embargo, la discordia principal será entre la Casa
Blanca e Israel antes que dentro de Israel, por lo que se puede esperar una
gran de turbulencia en la relación bilateral.
Datos del autor: David Makovsky es miembro distinguido Ziegler y director del Proyecto sobre
el Proceso de Paz en Oriente Medio del Washington Institute.
Fuente: Washington Institute
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