"El amor es paciente y bondadoso; no es envidioso ni jactancioso, no se envanece; no hace nada impropio; no es egoísta ni se irrita; no es rencoroso; no se alegra de la injusticia, sino que se une a la alegría de la verdad.
Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor jamás dejará de existir".
(1 Corintios 13: 4-8)
De acuerdo a lo revelado en las Escrituras he enseñado a los hombres que el amor que viene del miedo no es amor, sino que es necesidad (1 Juan 4:18). Es precisamente la vaciedad del alma lo que conduce erróneamente a formas de amor totalmente anti-esenciales. La gran mayoría de las mujeres y los varones de hoy, impulsados desde el nihilismo que los aprisiona mental y emocionalmente, se enredan en un juego de "amores" que los termina convirtiendo en dependientes emocionales.
Algunas personas a las que he servido con mis consejos, llegan a mi escritorio con una forma particular de establecer sus vínculos afectivos. Son varones y mujeres que se caracterizan por tener una imperiosa necesidad de asegurar la relación con la persona elegida y con un intenso temor a ser abandonadas. Tienen una apego excesivo, con actitudes de admiración, sumisión y por lo tanto de una dependencia emocional exagerada. Son personas que necesitan confirmar permanentemente que al otro le importan, que los eligen.
Esa dependencia emocional proviene del vacío interior que se crea cuando alguno de los individuos involucrados en ese juego se abandona y, a continuación, espera que sea su pareja la que llene su vacío y haga que se sienta una persona querida y segura.
He aprendido que lo triste de todas estas historias de "amor" es que una vez que ese integrante hace a su pareja responsable de su felicidad, seguridad y valor, entonces necesita tratar de tener control sobre él o ella para que llegue a amarlo de la manera que quieres ser amado.
A lo largo de mi servicio de consejería a los seres humanos, he notado que no sólo existe la dependencia emocional en las relaciones de pareja, sino que también se puede dar en amistades, familia y distintas personas del entorno.
Ante este planteo con el que he iniciado esta bitácora, tengo algunas preguntas personales para hacer a cualquiera de mis lectores que hasta aquí se ha sentido identificado con la temática que he abordado.
Esta es una lista de preguntas que te pueden arrojar una idea si estás en el grupo de personas que tiene conductas de dependiente emocional, que pueden ser aplicadas tanto en mujeres como en hombres, aunque en mujeres suele ser más vista esta conducta.
1.- ¿Estás tratando de moldear a la persona de la que crees estar enamorad@?
2.- ¿Has descubierto en relaciones pasadas que tienes una tendencia a idealizar a las personas?
3.- ¿Te proyectas en ellos en cómo quieres que sean en lugar de cómo son?
4.- ¿Tu enfoque está principalmente en cómo tu pareja te trata, en vez de cómo él o ella es realmente en su interior?
5.- ¿Estás demasiado impresionad@ por la forma en que esta persona te hace sentir especial?
6.- ¿Haces responsable a tu pareja de tu felicidad, pena y seguridad?
7.- ¿Te sientes ansios@ o en pánico cuando no estás con tu pareja, o cuando él o ella no te llama cuando lo esperas?
8.- ¿Tienes una lista de expectativas que tu pareja tiene que cumplir para sentirte querid@ y segur@?
9.- ¿Sientes que no puedes vivir sin esta persona?
10.- ¿Está aterrorizad@ de perder a esta persona?
11.- ¿Te sientes sol@ y vací@ interiormente a menos que tu pareja esté contigo, dándote la atención y la aprobación que no te estás dando a ti mism@?
12.- ¿Eres celos@ y posesiv@ con tu pareja?
13.- ¿Tratas de tener el control de conseguir que tu pareja haga lo que tu quieras que haga?
Después de haberte auto-analizado, a través de esas preguntas, será muy importante que te tomes un tiempo y consideres lo que tengo para decirte en el Nombre de Aquel que te envió a esta Tierra y no te diseñó en la zona de cautividad llamada dependencia emocional.
De acuerdo a lo que el Eterno Dios revela en Sus Escrituras, no hay nada que controle al amor. Por el contrario, es el amor perfecto es lo que soporta tu propio supremo bien y, desde allí, el de tu pareja. Esto significa que el verdadero amor nunca trata de controlar o poseer a la otra persona. El verdadero amor no hace nada indebido, no busca lo suyo,... (1 Cor. 13:5).
En el diseño divino el amor es un camino de dar y compartir. Jamás se trata de conseguir.
El amor no es necesitado. Cuando amas a alguien, valoras profundamente sus cualidades esenciales, es decir las cualidades que no desaparecen con el tiempo. No se trata de las cualidades más superficiales de apariencia, dinero y poder, sino de las cualidades perdurables, más profundas del corazón y el alma.
El desafío del amor perfecto es que no puedes buscar ser amado y ser amoroso al mismo tiempo. Tu enfoque en conseguir el amor siempre dará lugar a un corazón cerrado y comportamiento de control, lo que deja fuera el amor. Tu enfoque en ser amoroso, y en el aprendizaje de amarse a sí mismo ya tu pareja en un momento dado, es lo que abre el corazón. Cuando eliges ser cariños@ contigo mism@ y con los demás, eso hará que experimentares amor a una escala más respetable.
Si no te amas a ti mism@ entonces no puedes ver ni amar la esencia del otro. Cuando no te valoras a ti mism@, te vuelves dependiente emocionalmente en tu deseo de conseguir el amor.
Cuando te amas a ti mism@, serás mucho menos vulnerable con alguien viniendo fuerte con su atención y aprobación. Cuando te das la atención y la aprobación que necesitas, entonces es mucho más fácil de discernir cuando alguien está tratando de recibir tu aprobación, o cuando son verdaderamente atentos acerca de quién eres en tu esencia.
La vida es maravillosa solo con amor, pero éste llega sanamente cuando uno, primeramente se siente bien consigo mismo. No podemos tener una relación sana si antes no nos hemos desarrollado como personas de unicidad exquisita. Cuando uno mismo se ama y no necesita a los demás, es cuando está preparado para amar a otros de una manera sana. A todos nos gustaría tener una pareja ideal, a personas a quien querer, etc… Pero una cosa es “necesitar”y otra muy diferente es “desear”. Cuando lo necesitas no funciona, porque si uno no se ama a sí mismo, tampoco podrá amar a los demás de una manera madura y sana.
De acuerdo a nuestro Mesías, la clave para amar al prójimo (y este como pareja) y permanecer en el amor es primero aprender a amarte a ti mismo (Mateo 22: 39).
Mi anhelo de oración es que, después de leer estas líneas, tu vida no tenga ya otra motivación, ni otro sentido, ni otra meta que el amarte en los demás, desde tu amor perfecto e incondicional al Eterno Dios.
¡Así serás libre de toda dependencia emocional!
0 comentarios:
Publicar un comentario