Una empresa estadounidense ha elaborado un mapa interactivo que revela la oculta maraña de cables de fibra óptica que cruzan los océanos con el fin de mantenernos comunicados.
Elaborado por TeleGeography, este mapa refleja la tenacidad del ser humano en su ruta hacia el progreso, que le permite superar una gran cantidad de dificultades técnicas.
Si bien los satélites han permitido mejorar las comunicaciones, la base del intercambio mundial de datos, tanto por telefonía como por Internet, siguen siendo los cables submarinos. Según los responsables de este trabajo, el primer cable submarino fue instalado en 1852 entre el Reino Unido y Francia, seguido del cable que se instaló de orilla a orilla del Atlántico para poner en contacto a Canadá e Irlanda en 1886.
En realidad, los cables transoceánicos se llevan instalando en el mar desde 1858. Como hecho curioso, un poco antes de esa fecha, gracias a las investigaciones que se hicieron sobre la futura localización del cable telegráfico, se descubrió la dorsal del Atlántico, aunque en un principio se pensó que la dorsal era sólo una meseta. Aquellos primeros cables eran de cobre y estaban recubiertos de un material impermeable llamado gutapercha.
Un siglo después, en 1960, se empezaron a usar cables coaxiales apantallados para las comunicaciones telefónicas.
Finalmente, en 1980, llegó la fibra óptica, que no es sensible a las interferencias electromagnéticas y, además, puede llegar más lejos usando menos repetidores que los cables coaxiales. Las interferencias electromagnéticas en los cables submarinos coaxiales se producen porque, cuando pasa la corriente, en el medio en el que se encuentra (tierra o agua), se genera una corriente eléctrica en el sentido contrario que puede inducir ruido.
Actualmente, los cables de fibra óptica se construyen con 8 tipos de recubrimiento para protegerlos. Dentro de cada cable, viajan muchos canales de comunicación que se mezclan gracias a distintos tipos de técnicas de multiplexación (ésta consiste en diferenciar los canales de alguna manera para que puedan viajar por el mismo cable).
Estos cables transportan el 99% de las comunicaciones del mundo, ya que es el medio de transmisión más barato. El 1% restante se transmite vía satélite. Más del 70% del cableado está dedicado a Internet; el resto pertenece, principalmente, a redes privadas de grandes compañías y, un pequeño porcentaje (entorno al 1%), al teléfono.
Los cables no son indestructibles. Se suelen romper por avalanchas, maremotos, corrientes, movimiento de las placas continentales, mordiscos de tiburón, ciertas actividades de pesca, anclas de barcos e incluso piratas que los roban para venderlos. Cuando algo de esto ocurre puede afectar a millones de usuarios, aunque gracias al diseño de Internet no se suelen quedar incomunicados del todo.
Para solucionar estos problemas hay 24 barcos en el mundo que se encargan de reparar los cables. En total se hacen unas 50 reparaciones al año.
Para poder enterrar y mantener los cables, estos barcos cuentan con grúas y vehículos como el que se muestra a continuación:
Son vehículos controlados de forma remota y están equipados con todo tipo de instrumentos. Este en concreto, puede alcanzar profundidades de 2.500m y cuenta con herramientas de entierro, manipuladores, sónar, ecosonda (altímetro), sistema de seguimiento del cable, posicionamiento acústico y cámaras.
Haciendo CLICK en este enlace podrán ver con más detalles la distribución de estos cables
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Lo cierto es que en la actualidad existen más de un centenar de cables de fibra óptica que unen los continentes por debajo de las aguas.
No obstante, cuando uno de estos cables se ve afectado, millones de personas pueden quedar sin comunicaciones durante varios días, lo que provoca graves perjuicios a la economía de la región afectada.
Fuente: Actualidad RT
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