domingo, 12 de enero de 2014

"...en lugares de delicados pastos me hará descansar"... ¡Fanáticos sudafricanos se lo tomaron muy en serio!


Un especialista en salud mental me enseñó que el fanático cree poseer la verdad de manera tajante. Afirma tener todas las respuestas y, en consecuencia, no necesita seguir buscando a través del cuestionamiento de las propias ideas que representa la crítica del otro.

El fanático se caracteriza por ser un gran enemigo de la libertad. Los lugares donde impera el fanatismo son terrenos donde es difícil que prospere el conocimiento y donde se parece detenerse el curso fluyente de la vida.

El precio a pagar por la cristalización del pensamiento engendrado por el fanatismo resulta caro: el alejamiento de la verdad. Y es que para profundizar en el conocimiento debemos estar abiertos al descubrimiento de la parte de verdad presente en los demás, desde una humildad intelectual de corte socrático ("solo sé que no sé nada"). En cambio, con una actitud dogmática resulta difícil llegar muy lejos intelectualmente. 

Y de todos los fanáticos, ninguno peor y más terrible que el religioso. El fanático religioso se identifica con un individuo de conducta ciega con una religión en particular, lo que le lleva a provocar actos contra personas que no creen en ésta mediante una lógica inflexible.

Esto se aplica al hecho de lo que un predicador sudafricano hizo a su congregación: comer pasto para "estar más cerca de Dios" . 

Dice la noticia que, bajo la instrucción del Pastor Daniel Lesego del Centro de Ministerios Rabboni, decenas de seguidores cayeron al suelo a comer el pasto en su ministerio en Garankuwa, al norte de Pretoria después de que él les dijera que se de esta manera "acercarían a Dios”.


Sus métodos controversiales han provocado las críticas de miles de personas, aunque los miembros de su congregación juran por sus métodos, que se dicen que los seres humanos pueden comer cualquier cosa para alimentar a sus cuerpos y sobrevivir con lo que quieran comer.

Sí, comemos hierba y estamos orgullosos de ello es porque demuestra que, sin el poder de Dios, no podemos hacer nada ", dijo Phetha Romero de Sudáfrica.



La estudiante de derecho dice que había estado luchando contra el dolor de garganta por más de un año, pero se curó después de comer la hierba.

Las acciones del pastor durante el servicio provocaron una serie de quejas en línea, ya que muchos de sus seguidores terminaron en el baño enfermos.




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