jueves, 14 de febrero de 2013

San Valentín flechando a la tradición religiosa con el neoliberalismo actual

Autor: P.A. David Nesher

Llegamos ya al 14 de febrero. El día de San Valentín, como la Babilonia actual lo llama. El día de los enamorados, y de la amistad en muchos países del mundo. Pero, y más allá de todo expectativa que esta fecha genera, hoy la pregunta que me surgió fue: ¿qué sabemos de éste singular santo? Y descubrí que casi nada. Digo casi nada, porque hasta ahora entiendo que manejamos los datos que el mismo sistema de medios que usa la gran P… nos ha informado y programado.

Para contestar esta pregunta, recurrí en primer lugar a la Enciclopedia Católica. Según ella, el santo cuya festividad cayó en la fecha conocida hoy como Día de San Valentín fue posiblemente uno de los tres mártires que fueron ejecutados en el año 270 d.c durante el reinado del Emperador Claudio II. Cuando digo “fue posiblemente”, lo hago porque en verdad descubrí que la realidad de este “mártir” es incierta. Es más, no se está seguro quién era, qué hacía, como así tampoco se sabe de dónde provenía y dónde vivió. Por eso, se habla de tres "Valentines". Según la misma Enciclopedia Católica, este Valentín, bien pudo haber sido:

  • Un médico romano que se hizo sacerdote y que casaba a los soldados, a pesar de que ello estaba prohibido y que fue decapitado. Muy venerado en Francia
  • Un obispo de la ciudad de Interamna (hoy Terni, Italia), donde supuestamente se encuentran los restos del cuerpo conservados en la homónima basílica, y donde el 14 de febrero es la fiesta patronal.
  • Un mártir de la provincia romana de África, durante la conquista de Africa.
Los mismos autores de la Enciclopedia Católica afirman que los datos que han llegado hasta nosotros sobre estos tres supuestos mártires "carecen de valor histórico" por ser escasos, insuficientemente fundamentados y de fecha muy posterior al tiempo en que se presume que hayan vivido. Por todo esto, es interesante aportar que la Iglesia Católica dejó de celebrar este aniversario de martiriología a partir del año 1969, justamente por dudar de su identidad e incluso de su existencia. 

Como lograrán ver, todo esto es muy confuso, tal y como ocurre en todo el sistema de cosas que gobierna a la humanidad. Yo le diría que esto es más del mismo cuento de siempre: el poder de la tradición y sus "inocentes" costumbres. Nos encontramos ante un "santo" que vivió según lo que la tradición babilónica dice por "allí", aunque la historia no pueda corroborar su existencia con aporte alguno por aquí. 

Pues bien, si de tradición se trata, sabemos que Jesús, ministrando en la Tierra, confrontó a los hipócritas líderes religiosos judíos que criticaron a sus discípulos por no adherir a uno de los extraños requisitos que ellos habían agregado a la Palabra de Dios, dijo: “así invalidáis la palabra de Dios mediante vuestra tradición”(Mateo 15:1-9; Marcos 7:1-13). 

Esa palabra tradición, es traducida del griego paradosis, y aparece 13 veces en el texto griego del Nuevo Pacto. Simplemente significa “transmitir de uno a otro.” El contexto de los pasajes citados determina un dilema: si lo que fue transmitido fue la Verdad de Dios o proviene de las ideas de los hombres que se oponen a la Verdad. Vemos que, tal como dijo Jesús, lo que se origina en las mentes de los hombres y contradice la verdad, “invalida” la Palabra de Dios. Eso significa que creer en el error no genera los beneficios de creer la verdad, y hasta podría incluso traer consecuencias. Podemos deducir lo mismo de los versículos 31 y 32 de Juan capítulo 8:

Si vosotros permanecéis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres”. 

¿Qué es lo contrario a eso? ¿Acaso no será que creer el error lo ata a usted en cierto grado? Sí, y es así como la “tradición” invalida la verdad. La verdad es lo que funciona en la vida, no las tradiciones.

Continuando con la vida del supuesto santo del amor, descubrí, al investigarlo, que toda ”anécdota” de su vida que se nos cuenta actualmente, ha sido probablemente inventada durante la Edad Media en Francia e Inglaterra cuando el día festivo de 14 de febrero (celebrado antes que el cristianismo llegara a estos lares) empezó a ser asociado con el amor, a raíz de la historia de San Valentín. 

Una de esas leyendas aseguraba que este varón había sido ejecutado un 14 de febrero al no querer renunciar al cristianismo. Otro mito agregó la idea de que su ejecución se debió al hecho de haber casado a parejas en secreto después de que el matrimonio fuese prohibido por el emperador Claudio II especialmente a sus soldados que buscaban el pretexto del casamiento como salvoconducto para no ir a la guerra. 

Otra leyenda dice que es patrono de los enamorados porque su martirio coincidió con el momento del año en que los pájaros empiezan a emparejarse para aparearse.

Algunas fuentes dicen que el Valentín relacionado con el amor es el Valentín de Roma. Otros discuten aduciendo que es san Valentín de Terni. Algunos eruditos, para evitar disensiones que pudieran despertar conciencias concluyeron después que ambos serían la misma persona.

A lo largo de los siglos, estos tres Valentines se fueron unificando en la memoria popular dando lugar a un personaje, una historia y una tradición que no cesaron de enriquecerse a lo largo de los siglos, hasta constituirse en una leyenda sobre alguien que, tal como se lo recuerda hoy, jamás existió.

De todo esto deducimos que el día de San Valentín es típicamente occidental. Y especialmente debemos remontarlo a la Europa germánica y el actual Reino Unido. Desde aquí navegaría en los barcos de inmigrantes a los Estados Unidos. Luego, y como es de imaginarse, esta fiesta pagana se someterá en esta nación al dios Mammón (Baal Zifón o Belcebú), se vestirá de sus ropajes de “ingenuidad e inocencia” y se coronará de principios comerciales para así llegar a gran parte del mundo.


Para cerrar este tema, necesito volver a recordarles algo ya dicho, las tradiciones humanas son reglas que los humanos establecen y le dan la misma autoridad que a la palabra de Dios. Y si todo este tema comenzó en mi interior por una pregunta, quisiera cerrarlo haciéndole a usted, querido lector, otra: ¿qué es lo que agrada a Dios entonces? Al Señor le agrada solamente el corazón humilde y quebrantado que practica Su justicia. Por lo tanto, entendemos que agradar a Dios no tiene nada que ver con el cumplimiento externo de costumbres humanas.


El reino de Dios no es cumplir reglas. Tampoco es celebrar costumbres sanas e ingenuas en el nombre de alguna virtud teologal y/o humana. El Reino de Dios es sencillamente confiar en Él y vivir conforme a los códigos de Su Palabra.

(Nota: Para ampliar la cosmovisión respecto a esta celebración de origen pagano, recomiendo leer el siguiente estudio: 14 de febrero: Día del amor o tiempo de Baal-Molock)

También pueden consultar las siguientes bitácoras relacionadas con este tema:
San Valentín: los enamorados y la máscara de la lujuria
El amor: ¿Una química que se agota o una alianza que dura para siempre?

2 comentarios:

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