Polémica en Nueva York por la construcción de una mezquita cerca del Ground Zero
Por Martín Kanenguiser
Especial para lanacion.com
Acalorado debate entre quienes defienden la libertad de culto y los que priorizan la seguridad nacional
NUEVA YORK.- En el cálido verano de Nueva York, transitar por la zona del Ground Zero todavía provoca escalofríos a los cientos de miles de turistas que, cada día, observan las ruinas y la reconstrucción del predio que hasta el 11 de septiembre del 2001 ocupaban las Torres Gemelas.
Desde el edificio del Word Financial Center, se puede observar a unos metros como las excavadoras trabajan para levantar el memorial que recordará a las víctimas del ataque de Al Qaeda y también otros edificios que, a la manera de la sociedad de los Estados Unidos, intentarán dar la vuelta la página de aquel traumático capítulo de la historia de este país.
El sol de agosto cae en forma plena sobre los trabajadores que, con su esfuerzo, le recuerdan a todo el mundo a aquellos que, horas después de los ataques, comenzaron a poner en riesgo sus vidas para rescatar gente en medio de los escombros y del peligro de derrumbes.
Nueva York ya no es la misma que hace 10 anos, aún cuando uno traspasa los ferreos, agotadores, controles de seguridad en los aeropuertos, que se repiten en la entrada de cada edificio publico o privado que uno visite. Sigue siendo la ciudad que nunca duerme, pero ahora se la nota más desconfiada, algo hostil, con sus cámaras en las calles y sus ciudadanos en alerta.
Por esa razón, no es difícil entender el fuerte debate que se observa en la sociedad norteamericana en torno de la posibilidad de que una mezquita se ubique cerca de la zona donde unos 3000 inocentes perdieron su vida por aquel cobarde ataque terrorista.
Quienes desean recuperar los niveles de libertad y tolerancia que caracterizaban a Nueva York antes de esa fecha, son los más firmes defensores de que haya un templo musulmán en el sur de Manhattan, uno más entre tantos lugares de culto en esta ciudad cosmopolita. Dicen, con mucho orgullo, que Estados Unidos se fundó y creció como una nación que siempre defendió la libertad de culto y de expresión, hasta que la seguridad nacional se puso por encima de estos principios.
Pero el dolor de los familiares de las víctimas se mezcla con las críticas de los más duros opositores del presidente Obama, que aprovechan este tema para castigar a un presidente que aparece demasiado dubitativo frente a un tema tan sensible.
Entre estos republicanos duros -otros, como el alcalde Michael Bloomberg, han apoyado el proyecto- el objetivo parece ser seguir construyendo muros, aunque sean invisibles, en nombre del supuesto "choque de civilizaciones".
El debate recién comienza y, a medida que se acerque un nuevo aniversario de los atentados, seguramente se endurecerá. Y aunque su resultado sea incierto, ya está claro que las heridas de aquella locura están lejos de poder cerrarse.
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